Vitaminas

Vitaminas y minerales para el sistema inmunitario

Nuestro sistema inmunitario es un ejército finamente coordinado, compuesto de varios tipos de células y moléculas que actúan contra virus, bacterias y todo aquello que reconozcan como “diferente”.

El sistema es complejo, pero básicamente podemos decir que tenemos un sistema de defensa rápido y preparado para atacar cualquier cosa diferente llamado “inmunidad innata”, y un sistema más lento y adaptado al atacante llamado “inmunidad adquirida”.

Ambos sistemas requieren un aporte adecuado de vitaminas y minerales para funcionar, pero, ¿cuáles son las vitaminas y minerales que han demostrado ser importantes para el funcionamiento del sistema inmunitario?

Vitamina C para el sistema inmunitario

Es la vitamina más vendida durante el invierno, ya que se la asocia con la prevención y tratamiento de los resfriados. Además, la Vitamina C es muy conocida por su función antioxidante, lo que la ha hecho muy popular en cosméticos y nutricosméticos. Ya hemos hablado un poco de la vitamina C en este post pero, ¿cuáles son sus funciones más específicas en el sistema inmunitario?

Entre otras funciones, la vitamina C:

  • Promueve y participa en la síntesis de colágeno, en la diferenciación de las células de la piel y acorta el tiempo de cicatrización de heridas. Estos mecanismos mantienen en buen estado a nuestra primera línea de defensa, la piel.
  • Participa y mejora la actividad de unas células llamadas fagocitos, encargadas de captar y eliminar microorganismos y otras partículas. Protege al organismo del daño oxidativo que se produce durante la actividad de estas células y mejora la captación de partículas.
  • Estimula la producción de varios tipos de glóbulos blancos, fundamentales para nuestra defensa.
  • Puede aumentar los niveles de anticuerpos en sangre.
  • Cumple un rol importante en la “limpieza” de los sitios de infección, ya que las células muertas deben ser eliminadas del cuerpo.

Se ha visto que algunos pacientes con infecciones recurrentes presentaban un mal funcionamiento de los glóbulos blancos, funcionamiento que volvía a la normalidad con la suplementación adecuada de vitamina C. También se ha visto que las personas con escorbuto, la enfermedad clásica que aparece cuando hay carencia de vitamina C, son más susceptibles a la neumonía que la población general, posiblemente porque la carencia de vitamina C llevaría a un funcionamiento menos adecuado de su sistema inmunitario.

Vitamina D para el sistema inmunitario

La vitamina D cumple varias funciones en el sistema inmunitario, controlando la evolución de varias células de nuestro sistema inmunitario. Entre otras funciones inmunitarias, la vitamina D estimula la diferenciación de unas células llamadas monocitos a macrófagos, que una vez transformados son capaces de eliminar residuos (son un tipo de fagocitos).  También estimula la proliferación de células capaces de producir unas proteínas llamadas citoquinas, capaces de atraer y modular la actividad de las células del sistema inmunitario. Finalmente, se ha visto que la vitamina D regula la producción de proteínas con actividad antimicrobiana.

Vitamina A para el sistema inmunitario

La vitamina A es muy conocida por su relación con la piel (podéis ver el post en “Vitaminas para la cara”). Por su rol en la integridad de piel y mucosas podemos decir que, junto con la vitamina C, ayuda a mantener la primera línea de defensa. También mantiene la función normal de los macrófagos, los neutrófilos y unas células llamadas NK que matan células infectadas o cancerosas; todos ellos son parte integral de la inmunidad innata, por lo que la vitamina A tiene un rol fundamental en nuestras primeras líneas de defensa.

La vitamina A también cumple un rol en los procesos de inmunidad adquirida. En esta parte del sistema inmunitario existen dos grupos de células llamadas linfocitos B y linfocitos T que son fundamentales en el proceso de defendernos contra virus y bacterias. Ambas células necesitan vitamina A para funcionar correctamente, por lo que la generación de anticuerpos y la respuesta a largo plazo a virus y bacterias se ve limitada en cuadros carenciales de vitamina A.

Vitamina E para el sistema inmunitario

La vitamina E es un excelente antioxidante y está involucrada en el buen mantenimiento de la piel. Al igual que las vitaminas A y C, al proteger la piel son parte de la primera barrera física entre nosotros y los invasores patógenos. La vitamina E también está involucrada en la actividad de las células NK y de los linfocitos T, con lo que es parte tanto de la inmunidad innata como de la inmunidad adaptativa.

Vitamina B6 para el sistema inmunitario

La vitamina B6 es una vitamina involucrada, entre otras funciones, en el metabolismo de aminoácidos y proteínas. Y como los anticuerpos son proteínas muy sofisticadas, si hay carencia de vitamina B6 la producción de anticuerpos no será tan adecuada como en presencia de cantidades óptimas de esta vitamina. La vitamina B6 o piridoxina también tiene un rol importante en la diferenciación, maduración y proliferación de linfocitos: el aporte adecuado de vitamina B6 permite que tengamos la cantidad y calidad necesaria de células de defensa.

Vitamina B12 para el sistema inmunitario

La vitamina B12, junto con la vitamina B6, se ha hecho conocida por su implicación en el dolor de espalda (podéis ver el post en «Vitaminas para el dolor de espalda») y la anemia megaloblástica, un tipo de anemia que existe en cuadros carenciales de vitamina B12. En el caso del sistema inmunitario se ha visto que la vitamina B12 está muy relacionada con las células NK y facilita la producción de linfocitos T, entre otras funciones.

Finalmente, la vitamina B9 o ácido fólico también está relacionada con la inmunidad. No solamente participa en la buena función de las células NK sino que también está involucrada en la adecuada respuesta de los anticuerpos frente a los antígenos que deben atacar.

Aún no hay establecidas cantidades mínimas diarias para mejorar nuestro sistema inmunitario específicamente, pero sí sabemos que ingerir menos de los requerimientos diarios de estas vitaminas pueden hacer que nuestras defensas no funcionen adecuadamente.

Además de vitaminas, hay micronutrientes como el zinc, el selenio, el hierro o el cobre que también son necesarios para nuestro sistema inmunitario, por lo que es común que en la farmacia se comercialicen combinaciones de vitaminas y minerales “para las defensas”. Usualmente aportan la cantidad diaria recomendada de vitaminas y minerales, aunque algunos aportan una cantidad mayor, y otros añaden algunas plantas inmunomoduladoras como la equinácea. Si decides comprar un complemento para mejorar tus defensas consulta a tu farmacéutico de confianza, que podrá ayudarte a escoger alguno que se adecúe a tus necesidades.

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