Que la vitamina E interfiere con el correcto funcionamiento de la vitamina K es algo bien sabido hace ya años. Pero lo que no es tan conocido es por qué sucede; aunque hay teorías al respecto, aún queda investigación por hacer que confirme el mecanismo de interacción de estas vitaminas. Pero algo sabemos, y te lo contaremos en este artículo.
La interacción no es sencilla, por lo que te recomendamos que leas primero el artículo que describen a la vitamina E y vitamina K; si comprendes su estructura y su funcionamiento por separado, entender su interacción resultará más fácil que si lo intentas leer “en frío”.
En los años ‘70 se identificó una interacción entre la vitamina K y la vitamina E, coincidiendo con la popularización del uso de la vitamina E como complemento alimentario en la población general. El primer caso reportado fue el de un paciente tratado con el anticoagulante warfarina, paciente que además tomaba vitamina E en dosis altas (800-1200 UI/día). Este paciente tuvo hemorragias mayores a las esperada por el efecto de la warfarina, y también tenía disminuidos los valores de factores de coagulación dependientes de la vitamina K; de allí que se comenzara a sospechar que la vitamina E impedía, de alguna manera, el correcto funcionamiento de la vitamina K.
Posteriormente varios estudios confirmaron la relación entre dosis altas de vitamina E y anticoagulación, tanto en animales como en humanos. Esto tiene su lado positivo, ya que puede actuar como factor protector frente a tromboembolismo venoso, pero tiene su lado negativo, ya que las dosis altas de vitamina E pueden aumentar sangrados como el sangrado nasal.
Las vitaminas K y E son dos vitaminas liposolubles, es decir, que químicamente son más afines a los aceites y las grasas que al agua. Están compuestas por un núcleo central y por una “cola molecular”: los núcleos centrales son diferentes pero las “colas” son parecidas y, aparentemente, nuestro cuerpo las metabolizaría de la misma manera. Las “colas” también pueden cambiar ligeramente dentro de las familias de la vitamina K: como ya comentamos en el artículo correspondiente un tipo de cola da lugar a las filoquinonas, y otro tipo de cola dan lugar a las menaquinonas, y el cambio de las colas transformaría a una forma de vitamina K en otra. Esto es fundamental debido a que la forma que más usa nuestro cuerpo fuera del hígado es la menaquinona-4, y se necesita que ese cambio se lleve a cabo adecuadamente para tener la cantidad de menaquinona necesaria.
Finalmente, se postula que ambas vitaminas entran a nuestro cuerpo desde los alimentos a través de los mismos mecanismos de transporte.
Al día de hoy el mecanismo no está confirmado, pero se apuntan las siguientes teorías, respaldadas por distintos grados de evidencia experimental:
En principio, esta interacción impacta la suplementación de vitamina E. Es importante respetar las dosis diarias recomendadas, entre comida y suplementos, para no tener problemas de coagulación. Especial cuidado deben tener los pacientes que tomen warfarina o acenocumarol, más conocidos por sus marcas Aldocumar ® o Sintrom®; si tomas estos medicamentos no significa que no puedas tomar vitamina E, pero sí que es mejor que lo hables con el médico antes de comenzar a tomarla.
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