La niacina es el nombre que agrupa a los compuestos con la actividad vitamínica del ácido nicotínico y su derivado, la nicotinamida. Estos dos compuestos son necesarios para la síntesis de una molécula llamada dinucleótido de adenina y nicotinamida, o NADH, que junto con NADPH (NADH más fósforo y oxígeno en un “grupo fosfato”) están presentes en una gran cantidad de reacciones químicas de nuestro metabolismo.
Inicialmente recibió el nombre de “vitamina PP” porque, en el comienzo de las investigaciones sobre las vitaminas, se descubrió que cuando hay carencia de niacina aparece una enfermedad llamada Pelagra; el nombre “PP” proviene de factor Protector contra la Pelagra. También se le llamó vitamina B3 y vitamina B5 en diferentes publicaciones, pero hoy su nombre oficial aceptado es niacina.
Su función en reacciones químicas es conocida desde principios del siglo XX, pero se necesitaron más años de investigación para conocer cómo funciona y cómo se sintetiza el NADH en nuestro cuerpo.
Hasta el día de hoy se sigue investigando para dilucidar ciertos aspectos del funcionamiento de la niacina en nuestro organismo, ya que realmente son muchos y muy variados los mecanismos en los que participa.
Todos los animales, incluidos los seres humanos, somos capaces de sintetizar niacina a partir del aminoácido triptófano. El problema es que es un proceso poco eficiente, ya que requiere mucho triptófano para rendir poca niacina, y depende de factores como las reservas de niacina, el nivel de hierro en sangre, o la cantidad de grasa que se ingiere en la dieta. La variabilidad del resultado de esta síntesis hace que los seres humanos necesitemos fuentes externas de niacina para cubrir todos nuestros requerimientos. Pero aún sin cubrir todas nuestras necesidades metabólicas, esta síntesis es suficiente como para protegernos de la carencia: cuando aparece la pelagra usualmente también hay carencia de triptófano o de vitamina B6.
Los adultos necesitamos entre 12-18 mg diarios de niacina para cubrir nuestras necesidades diarias. La niacina se encuentra en muchos alimentos, siendo los más ricos las carnes, las nueces, y los cereales integrales como el trigo, la cebada y el arroz, y la levadura. Las cantidades de niacina no suelen cambiar al calentar, cocinar o almacenar el alimento que la contiene pues es una vitamina muy estable.
Una curiosidad gastronómica: el maíz es de los vegetales más ricos en niacina, pero contiene en su interior un producto llamado niacinógeno que evita que nuestro cuerpo absorba y aproveche la vitamina. La cocción tradicional llevada a cabo por los aztecas, que se hacía con lima y cenizas, inactivaba el niacinógeno y protegió a esta cultura de la pelagra. Aunque los aztecas basaron su alimentación en el maíz, la correcta cocción evitó que tuvieran problemas de salud.
La niacina está presente en una gran cantidad de reacciones de nuestro organismo a través del NADH y el NADPH. Para empezar, participa en el metabolismo energético a través de reacciones de “transferencia de electrones”: sin complicarnos la vida, podemos decir que la transferencia de electrones es una forma de obtener energía de carbohidratos, lípidos y aminoácidos. Más de 500 reacciones de transferencia de electrones de nuestro organismo están mediadas por el NADH o el NADPH, y son muy específicas de estas dos coenzimas, es decir, ninguna otra molécula puede cumplir los mismos roles que cumplen el NADH y el NADPH en cualquiera de estas reacciones.
La niacina también es parte del llamado cofactor de tolerancia a la glucosa, una molécula presente en las levaduras que mejora la respuesta a la insulina. La niacina libre no tiene este efecto, sino que es este cofactor, que incluye niacina y cromo, el verdadero responsable de esta actividad.
Finalmente, se ha visto que la niacina puede afectar a la estabilidad del ADN. La carencia de niacina está relacionada con un problema de funcionamiento de ciertas proteínas nucleares, haciendo que las estructuras en las que se almacena la información genética no sean tan estables como debieran.
La falta de niacina se relaciona con una enfermedad llamada pelagra, capaz de causar cambios en el aparato digestivo, la piel y el sistema nervioso central. De ahí que a la pelagra también se la conoce como la enfermedad de las tres D: Diarrea, Dermatitis y Demencia.
Durante muchos años se creyó que la pelagra sucedía en ausencia de niacina exclusivamente. Esta conclusión surgió al observar que la pelagra se cura cuando se añade niacina a la dieta. Sin embargo, hoy sabemos que la pelagra está relacionada con una carencia de nutrientes más compleja, ya que cuando aparece la pelagra hay problemas con la niacina pero también con el triptófano, y frecuentemente con la vitamina B6.
También la carencia de zinc parece estar involucrada en la pelagra, pues la niacina requiere zinc para su correcta síntesis. El primer tratamiento de la pelagra es darle niacina al paciente, pero usualmente se añade también el resto del complejo B y se busca revertir el problema que causó la pelagra en primer lugar (alcoholismo, dieta pobre en niacina, etc).
La niacina se comercializa en multivitamínicos para complementar la dieta que contienen aproximadamente la cantidad diaria recomendada de niacina. Pero también se comercializa como dosis altas de ácido nicotínico, ya que se ha visto que esta forma puede ser un buen tratamiento para bajar el colesterol y los triglicéridos altos.
El ácido nicotínico reduce la síntesis de triglicéridos en el hígado, mantiene el colesterol HDL (el “colesterol bueno”) circulando en sangre, y evita que las células que almacenan grasa liberen triglicéridos a la sangre. Las dosis tienen que ser bastante más altas que las que requiere la dieta, de alrededor de 1-2 gramos diarios, para ver una reducción del riesgo de muerte por problemas cardiovasculares. Hay resultados clínicos prometedores al respecto, pero aún no es un tratamiento que esté tan establecido como las estatinas (simvastatina, atorvastatina) u otros medicamentos hipolipemiantes. En estas dosis el ácido nicotínico también actúa como vasodilatador, por lo que puede causar rojez facial importante cuando se toma en estas cantidades. Puede ser molesto porque cursa con picor y sensación de calor, pero con el tiempo el cuerpo suele desarrollar tolerancia.
Es importante que, si deseas tomar dosis altas de ácido nicotínico, lo hagas bajo control profesional. Se han reportado casos de resistencia a la insulina, descenso de la presión arterial, problemas estomacales, y aumento de los niveles de enzimas hepáticas en sangre durante la suplementación con ácido nicotínico, y con el uso crónico de niacina a altas dosis puede llegar a aparecer daño hepático. El riesgo de daño hepático aumenta cuando se utiliza ácido nicotínico junto a medicamentos que pueden subir las enzimas hepáticas, como las propias estatinas, o con un consumo elevado de alcohol.
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