El ácido salicílico es una molécula de origen natural presente en la corteza de los sauces, particularmente el sauce blanco (Salix alba). Es un ácido orgánico muy soluble en aceite y alcohol, con propiedades antiinflamatorias, queratolíticas y antibacterianas. Es un producto muy versátil, útil tanto en cremas analgésicas como en sérums para piel grasa y acne. Te invitamos a saber más sobre el origen, la síntesis y la utilidad del ácido salicílico leyendo este artículo.
Es una molécula orgánica pequeña, un ácido de la familia de los beta-hidroxi-ácidos. La parte “beta-hidroxi” de la molécula hace que el ácido salicílico sea un excelente ácido, capaz de reaccionar con muchas moléculas. La molécula de ácido salicílico también tiene una zona que es muy lipofílica, o sea, muy afín a los aceites y las grasas. Esta zona lipofílica le permite interactuar con la piel, particularmente con la piel grasa, de un modo tal que otros ácidos orgánicos como el glicólico o el mandélico no pueden imitar.
Conocemos algunas de sus propiedades desde hace miles de años: ya el gran Hipócrates describió la corteza de sauce como un buen remedio para el dolor y la fiebre, mascada o en infusión. Tuvimos que esperar hasta 1928 para que se identificara al ácido salicílico como el compuesto activo de la corteza de sauce. Y la primera síntesis química se realizó en 1859, dando pie a los desarrollos que permitirían la síntesis del ácido acetilsalicílico (nombre comercial de la Aspirina) a finales del siglo XIX.
Estas tres propiedades hacen que lo veamos en más de un producto cumpliendo diferentes funciones.
Sus propiedades antibacterianas se aprovechan en cosméticos, alimentos y medicamentos para preservar el producto. Se considera un producto seguro para ese uso, tanto ingerido como aplicado en la piel. Se usa en concentraciones muy bajitas.
Interactúa con las diferentes moléculas de la piel de más de una manera:
Se utiliza en muchas condiciones en las que nos interesa que se pierdan capas de células en la capa córnea:
Las concentraciones varían en cada caso, pudiendo llegar hasta un 40%. Los cosméticos que se dejan en la piel (cremas, sérums) tienen como límite un 2%, mientras que los que se aclaran (champúes) pueden utilizar hasta un 3%. Para utilizar concentraciones más altas, como puede ser un 16% de colodión para verrugas o un 40% de vaselina salicílica para callos, los productos deben ser comercializados como medicamentos o productos sanitarios.
Las diferentes fórmulas no solamente incluyen la concentración adecuada para cada uso que se desea dar; además se diseña el vehículo que mejor se adapta a cada caso. A la hora de aplicar un producto con ácido sigue estrictamente las instrucciones del prospecto, ya que puede irritar la piel normal.
Las propiedades antiinflamatorias del ácido salicílico se aprovechan de más de una manera:
Con el auge de lo natural se ha vuelto a utilizar la corteza de sauce blanco como analgésico, pero en este caso no es solo el ácido salicílico el producto antiinflamatorio. Hoy sabemos que otras moléculas que acompañan al ácido salicílico en la corteza de sauce también son parte de la acción antiinflamatoria.
Los productos de una rutina de belleza no solamente deben llevar uno o varios principios activos: también debemos considerar la concentración en que la llevan y la fórmula completa.
Por ejemplo, aunque el Radiosalil y la mascarilla facial de la marca The Ordinary llevan ambos un 2% de ácido salicílico, no podríamos intercambiar su uso: uno está pensado para quitar dolor y combina varios analgésicos en una crema sin uso cosmético, mientras que el otro está pensado para aplicar en el rostro y controlar el acné.
Dentro de los productos de belleza con el ácido encontramos una amplia variedad: productos que solo llevan un 2% de salicílico en alcohol, con lo que son altamente irritantes, mientras que otros son cremas con productos calmantes o con el salicílico vehiculizado de tal manera que irrita menos… no todos los productos son iguales, ni todas las pieles grasas aceptan las diferentes formulaciones de la misma manera. Si deseas probar productos con ácido salicílico comienza con concentraciones bajas y formuladas con productos calmantes o antiirritantes, para subir la concentración cuando la piel se haya acostumbrado al producto. Puedes pedir consejo en tu farmacia de confianza: explícales cómo es tu piel, qué utilizas ahora y qué beneficios quieres obtener, sabrán indicarte cuál es el producto que mejor se adapta a tus necesidades.
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