La vaginosis bacteriana es una condición que se origina a partir del sobrecrecimiento de las bacterias que pueblan la vagina. Usualmente las bacterias vaginales viven en “equilibrio” entre ellas: hay unos tipos determinados de bacterias propias de la vagina que crecen de manera controlada, ayudando a mantener la salud vaginal. Pero cuando el crecimiento de unas especies se descontrola y predomina demasiado sobre las demás comienzan los síntomas propios de la vaginosis. Y es un problema bastante frecuente: se calcula que hasta un 25% de las mujeres de toda la población mundial sufrirán de este desequilibrio en algún momento de su vida. Te contamos en este artículo qué es la vaginosis bacteriana, cómo sospechar que está presente y qué puedes hacer para cuidar tu salud vaginal.
La parte de la vagina que está en contacto con el exterior está poblada por miles de millones de bacterias. Estas bacterias viven en simbiosis (“mutuo beneficio”) con la vagina. Por un lado, la vagina provee un hábitat calentito, húmedo y rico en alimento para las bacterias. A cambio, las bacterias que viven en la vagina sintetizan productos muy útiles:
Así, la asociación con las bacterias adecuadas evita que bacterias verdaderamente patógenas tengan “vía libre” para colonizar la mucosa vaginal.
En las diferentes mujeres encontramos diferentes especies y diferentes proporciones de bacterias. El crecimiento de la microbiota vaginal depende de muchos factores, entre ellos las variaciones hormonales, pero (a grandes rasgos) podemos decir que predominan varias especies de bacterias del género Lactobacillus.
También se consideran normales otros géneros como Bifidobacterium o Bacteroides. Ahora bien, en la vaginosis bacteriana los Lactobacillus bajan drásticamente de número, cambiando el pH vaginal y dejando “hueco” a otras bacterias que están en números muy bajitos, como las pertenecientes a los géneros Gardnerella, Mobiluncus o Prevotella, para crecer descontroladamente. Ese sobrecrecimiento de las bacterias “equivocadas” es el responsable de la sintomatología y los problemas asociados a la vaginosis bacteriana.
Aún hay mucho para estudiar respecto al desarrollo de la vaginosis bacteriana. No se contrae “por contagio” de otra persona o por “adquirir” una bacteria patógena, de ahí que no se considere una enfermedad de transmisión sexual. Lo que sí se sabe es que hay factores de riesgo asociados a la aparición de vaginosis bacteriana:
En tu farmacia de confianza pueden ayudarte con muchos de estos factores. El farmacéutico es un profesional cualificado para ayudarte a dejar de fumar, puede aconsejarte para sustituir las duchas vaginales por tratamientos menos agresivos para la flora vaginal o puede recomendarte productos adecuados para recuperar tu microbiota.
Entre los síntomas de la vaginosis bacteriana encontramos:
Alrededor de un 50% de las mujeres que padecen vaginosis bacteriana no desarrollan ningún síntoma (son asintomáticas) y el problema se detecta durante estudios ginecológicos de rutina.
Hay varias opciones, será el médico el que decida qué puede ir mejor en cada caso:
El médico puede decidir tratar a una mujer que tiene vaginosis bacteriana asintomática, ya que esta condición está relacionada con otros problemas de salud. La vaginosis bacteriana está asociada al desarrollo de enfermedad inflamatoria pélvica, una enfermedad de los órganos reproductores más internos que puede desembocar en esterilidad o dolor pélvico crónico.
También puede complicar el desarrollo de un embarazo saludable, ya que la vaginosis sin tratar se relaciona con un aumento de abortos espontáneos, bajo peso al nacer y nacimientos prematuros. Puede ser también un factor de riesgo para contraer infecciones de transmisión sexual, ya que una barrera de protección alterada facilita la infección por patógenos.
Existen productos de venta libre que se ofrecen para los síntomas asociados la vaginosis bacteriana, pero no son sustitutivos de un tratamiento antibiótico o antiséptico recetado por el médico. En principio existen:
Puedes hablar en tu farmacia de confianza tu caso, ya que allí podrán aconsejarte sobre la utilidad de estos productos en tu caso particular. En caso de recurrencia, de fiebre o de dolor es importante consultar al médico, ya que estos productos no son suficientes por sí solos para erradicar una vaginosis bacteriana muy arraigada.
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