Las verrugas vulgares tienen un aspecto fácilmente reconocible (hablamos más de las verrugas es este artículo). Existen varios tipos de verrugas, como las verrugas en agua o verrugas plantares (en la planta de los pies), planas y genitales, cada una con sus propias características.
En la farmacia podemos ofrecerte algunos tratamientos para verrugas como los colodiones y los productos basados en frío. Pero algunas verrugas son muy resistentes y deben tratarse en la oficina del dermatólogo, pues el médico tiene recursos más potentes que los que podemos ofrecerte desde la farmacia.
Hoy te hablaremos de los tratamientos de las verrugas vulgares, los de la farmacia y los del dermatólogo, para que comprendas cuándo podemos ayudarte y cuándo es importante la derivación al médico.
Los pacientes con un sistema inmunitario en buen estado suelen notar que las verrugas desaparecen solas, sin necesidad de tratamiento, en 2-4 años. Tampoco suelen doler ni sangrar, por lo que un tratamiento no sería estrictamente necesario. Si tienes una verruga en un sitio poco visible, o que no molesta, podrías dejarla allí tranquilamente (vigilando que no haya cambios) hasta su desaparición.
Pero lamentablemente las verrugas pueden salir en sitios donde se enganchan, como las manos, o donde resultan muy visibles, como la cara o cuello. En estos casos los pacientes suelen demandar un tratamiento más por temas de salud psicológica (autoestima, evitar preguntas, etc.) que por salud física. Factores como la localización de la verruga, la edad del paciente, o las probabilidades de éxito influyen en la decisión de tratar o no.
Uno de los tratamientos que podemos ofrecerte en la oficina de farmacia para las verrugas vulgares está basada en ácidos. Componentes como en los medicamentos de venta libre utilizados para tratar las verrugas. Los más utilizados son el ácido salicílico, el ácido acético, el ácido láctico, y el ácido tricloroacético. Son productos muy agresivos, capaces de romper la queratina del tejido de la verruga, deshaciéndola. La irritación que causan también puede estimular al sistema inmune a que peleen contra el virus del papiloma humano (VPH) que causa el crecimiento de la verruga, evitando su retorno.
Los ácidos orgánicos se presentan como colodiones, como lápiz dispensador o como pomada. Es importante que leas las instrucciones de cada preparado porque pueden variar, y la correcta aplicación es fundamental para la buena erradicación de la verruga. Tienen algunos puntos en común:
Algunos productos también se pueden utilizar en callos; no te sorprendas al ver la palabra “callicida” en el prospecto, ya que en ambos casos lo que queremos es remover la piel “sobrante”. Muchas veces hay que reaplicar, por lo que es normal que el tratamiento dure unos meses. Si después de varias aplicaciones la verruga vuelve, es mejor cambiar el tratamiento.
El tratamiento de las verrugas víricas, como las verrugas genitales o verrugas planas, a menudo implica procedimientos que pueden causar dolor, pero son efectivos. Uno de los métodos comunes es el uso de nitrógeno líquido para quemar las verrugas, eliminándolas mediante congelación. Este proceso interrumpe el suministro de sangre a las verrugas, destruyendo los tejidos afectados, incluidos los vasos sanguíneos que las alimentan. Estos tratamientos pueden requerir varias sesiones para asegurar la eliminación completa de las verrugas.
El tratamiento con frío se basa en la destrucción de las células de la piel. El congelamiento en sí no las mata, sino el proceso de descongelamiento: la célula se muere al perder la estructura durante el proceso de descongelamiento, iniciando un proceso de necrosis, y en el proceso también puede estimular al sistema inmune para actuar contra la infección. Los productos a base de crioterapia que se venden en la farmacia son bastante buenos, pero no llegan a la temperatura que llega la crioterapia que aplica el dermatólogo (-196ºC).
Es una opción de tratamiento que se suele aplicar cuando los ácidos no han sido del todo exitosos o cuando, por algún motivo, los ácidos no son una opción. Otra alternativa especializada es la aplicación de corriente eléctrica.
Es conveniente visitar a un dermatólogo si los tratamientos de verrugas disponibles sin receta no resultan suficientes. “Suficiente” no tiene una definición exacta, pero alguna bibliografía la define como “5 tratamientos a lo largo de seis meses”; en otros casos el prospecto del medicamento indica hasta cuándo y cómo se debe utilizar. Llegado este punto, el dermatólogo dispone de herramientas que nosotros no tenemos en la farmacia:
El dermatólogo decide cuáles y cuándo deben ser utilizados, solos o en combinación, en función de la verruga, la localización, el paciente o la posibilidad de efectos adversos.
En principio las verrugas de los niños se tratan con los mismos métodos que las verrugas de los adultos, pero con los niños hay que tener algunos cuidados:
Por estos motivos es que los prospectos no suelen recomendar el tratamiento de las verrugas de los niños sin la intervención de un médico; es importante hablar con el dermatólogo para valorar todos los ángulos y escoger el tratamiento con más posibilidades de éxito para cada niño.
Es importante tener en cuenta que algunos tratamientos pueden tener efectos secundarios, y en casos más graves o persistentes, se puede requerir una receta médica para tratamientos más fuertes o intervenciones profesionales.
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