La tos es uno de los síntomas que más consultas origina, tanto en la farmacia como en el consultorio médico. La tos es un mecanismo de defensa que permite eliminar secreciones y partículas que han llegado al interior de las vías respiratorias, ya sea por aspiración o inhalación.
El movimiento del diafragma, de los músculos abdominales y de la caja torácica permiten que el aire salga a toda velocidad hacia afuera y, cuando ese movimiento no va acompañado de secreciones, sino que solo hay aire, decimos que tenemos “tos seca”. En la farmacia nos encargamos de tratar sobre todo la tos seca aguda (hasta 2-3 semanas de duración), ya que la tos seca crónica debe ser tratada por el médico.
Causas de la tos seca. ¿Por qué se produce?
Hay varios motivos posibles detrás de una tos seca:
- Presencia de infección de las vías respiratorias como resfriados y gripes.
- Resfriado con goteo nasal que cae hacia atrás de la garganta. Esta congestión nasal origina un estímulo mecánico para expulsar ese líquido que provoca la tos.
- Irritación de garganta. La irritación o sequedad generan un impulso nervioso que el cuerpo traduce como tos. Puede producirse por un resfriado que cursa con dolor de garganta, por tabaquismo o incluso por reflujo gastro-esofágico.
- Exposición a polvo, polen, o químicos irritantes.
- El típico caso son los antihipertensivos inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), más conocidos como “los terminados en -pril” (enalapril, fosinopril, lisinopril, etc).
- Alergias.
- Enfermedades respiratorias tipo Covid-19, gripe, asma, EPOC, etc.
- Problemas cardíacos. La insuficiencia cardíaca lleva a que se acumule líquido en los pulmones, dificultando el trabajo respiratorio y causando tos seca.
La mayoría de los casos duran pocos días porque están relacionados con un resfriado o exposiciones a productos que se pueden controlar, pero cuando duran más tiempo hay que ir al médico para que investigue la causa.
Tos seca o tos productiva ¿Cómo identificarla?
La respuesta obvia es “si hay flema es productiva, si no, es seca”. Pero de ahí sale la pregunta ¿no hay flema porque no produces, o no hay flema porque notas que existe, pero no puede salir? Y es importante diferenciar esto, porque los tratamientos cambian en cada caso. Si notas que hay flema intentando salir, el tratamiento apuntará a facilitar su salida, pero si notas que no hay nada de nada, podemos dispensar algo para cortar la tos de raíz.
Tratamiento de la tos seca ¿Cómo se trata este síntoma?
El tratamiento estándar es con antitusivos, es decir, tomar medicamentos que cortan y alivian la tos. Entre ellos tenemos:
- Dextrometorfano (Bisolvon®, Cinfatos®, etc)
- Cloperastina (Flutox®, Cinfatusina®)
- Levodropropizina (Tossevo®, Levotuss®)
- Codeína (Toseína®, Codeisan®, siempre con receta médica)
Estos medicamentos interrumpen el reflejo de la tos a través de diferentes mecanismos y ayudan a despejar las vías respiratorias. Tienen diferentes efectos adversos, interacciones y contraindicaciones, por lo que tu farmacéutico te puede preguntar por otros temas de tu salud para recomendar el mejor antitusivo para ti. Se venden como jarabes, caramelos para chupar, o comprimidos… seguro que alguno encontramos que se adapte a tus necesidades.
¿Basta con un antitusivo para tratar la tos seca?
Depende del caso. Muchas veces sí, pero también hay que considerar las causas de la tos seca:
- Si hay tos por goteo nasal, un antigripal o un spray nasal pueden ayudar.
- Si hay tos por irritación de garganta, calmar la irritación ayudará a que haya menos tos.
- Si está causada por una alergia, lo ideal sería poder eliminar el contacto con el causante, o en su defecto añadir antialérgicos hasta poder controlar la exposición al alérgeno.
- Si la tos está causada por un IECA no hay antitusivo que valga, hay que cambiar la medicación para la tensión.
- Si hay un problema cardíaco tampoco se deben utilizar antitusivos, sino que hay que arreglar el problema de base.
- Si se trata de una enfermedad pulmonar como el cáncer de pulmón, se deberá seguir el tratamiento médico recomendado.
Tratar la tos seca no es solamente cortarla, sino también valorar el cuadro entero para recomendarte lo que mejor funcionará en tu caso.
Remedios naturales para la tos seca ¿Qué productos naturales se pueden tomar para tratarla?
Ya hablamos de los remedios naturales para la tos en otro artículo, pero podemos recordar que existen:
- Productos calmantes de la garganta como la miel, el llantén o el malvavisco. Puedes comprarlos como jarabes o caramelos.
- Aceites esenciales o extractos relajantes de la musculatura lisa bronquial, como los de tomillo o pino. Se comercializan como jarabes, caramelos, o productos para inhalar. Nuestro Ecovital Respitus®, el clásico Sinus®, el Vicks Vaporub®, o Pranarom Aromaforce® son productos que en su composición tienen estos aceites esenciales y extractos.
- Existen productos que ayudan a prevenir resfriados, útiles si tu tos seca proviene de un resfriado y eres propenso a pillarlos. Hemos hablado de estos productos en este artículo (prevenir resfriado en niños). En este caso particular de tos seca también podemos prevenir para no tener que curar.
¿Cómo me cuido si tengo tos seca?
Además de utilizar medicamentos o productos naturales, en casos de tos seca puedes:
- Beber abundante agua. La correcta hidratación minimiza la irritación de las vías aéreas y favorece la producción de secreciones, transformando la tos seca en productiva.
- Evitar irritantes como el tabaco
- Mantener la humedad de la habitación. Es posible usar un humidificador, pero a veces basta con apagar la calefacción o el aire acondicionado.
- Incorporar la cabecera de la cama.
Todos estos consejos ayudan a evitar que se desencadene el reflejo de la tos, reduciendo la necesidad de medicación y haciendo que la tos sea menos molesta.
¿Cuándo hay que ver al médico por la tos seca?
Debes ver al médico en los siguientes casos:
- Si el paciente es un niño menor de tres meses.
- Si la tos dura más de una semana.
- Si has probado más de un producto, natural y/o de síntesis y ninguno te funciona bien.
- Si tu voz cambia.
- Si tienes dificultad para respirar, te duele, o escuchas “silbidos” en tu respiración.
- Si tienes problemas para tragar o tienes la sensación de “cuerpo extraño” en la garganta.
- Si tienes síntomas que implican al resto del cuerpo como fiebre, pérdida de peso, falta de apetito, etc.