Para curar, prevenir o lidiar con una enfermedad es importante saber varias cosas acerca de ella. ¿Qué la ha causado? ¿Cuánto tarda en aparecer? ¿Qué factores favorece que aparezcan? ¿A qué órganos ataca? ¿Se irá sola, o es necesario tratarla con medicamentos? Estas clasificaciones permiten obtener información rápidamente sobre la enfermedad, enfocando el trabajo de una u otra forma.
Hay muchas formas de clasificar una enfermedad, y te explicamos algunas aquí.
La clasificación anatómica se refiere al órgano o al cuerpo en el que se producen. Es la clasificación que utilizamos cuando hablamos de enfermedades cardíacas (del corazón), enfermedades renales (del riñón), o respiratorias (de nariz, pulmones, o varios órganos del aparato respiratorio).
En este caso se clasifica y considera a las enfermedades de acuerdo al desarreglo funcional que se produce. Aquí encontramos las enfermedades metabólicas como la gota (problemas en el metabolismo del ácido úrico) o la diabetes (problemas en el metabolismo de los carbohidratos), y algunos tipos de problemas respiratorios.
Las enfermedades pueden aparecer porque algo en la información genética indica que se sufrirá la enfermedad, o porque algún cambio luego del nacimiento causó la enfermedad. Las enfermedades que están en el código genético desde el nacimiento pueden verse desde el nacimiento, como el síndrome de Down, o pueden tardar en aparecer, como la diabetes tipo dos que aparece en un adulto cuyos padres y tíos tuvieron la misma enfermedad. En cambio, otro tipo de enfermedades aparecen por factores no relacionados con la genética, como un resfriado o un déficit de vitamina D.
Este tipo de clasificación considera la naturaleza del proceso de la enfermedad. Por ejemplo:
De acuerdo a la posibilidad de contagio podemos clasificar las enfermedades en transmisibles o no transmisibles. Las transmisibles pueden contagiarse y requieren cuidados específicos para que no se pasen de persona a persona: el cólera, la tuberculosis, o el SIDA son ejemplos de ello. Las enfermedades no transmisibles no se contagian, sino que depeden de factores genéticos, ambientales, o incluso de hábitos: el infarto de miocardio, el asma, o el cáncer son enfermedades no transmisibles.
¿Has visto alguna vez un número al lado del diagnóstico en tu informe de alta? Por ejemplo:
Esos códigos clasifican a las diferentes enfermedades conocidas, de manera de poder hacer un estudio poblacional de las enfermedades con facilidad. Hay varios sistemas de clasificación. Este en particular se llama CIE-9, o Clasificación Internacional de Enfermedades versión 9, y lo instauró la OMS en el año 1977. El CIE-10 también existe , aunque la codificación es muy distinta, y coexiste con la versión 9. Por ejemplo, la hipertensión ocular en el CIE-10 tiene 4 códigos:
La salud mental también tiene su manual de clasificación epidemiológica, el DSM (por la sigla en inglés Diagnostic and Statistic Manual of mental disorders, “manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales). Aunque el CIE también tiene una parte dedicada a problemas mentales, el DSM es más específico de psiquiatría y está dedicado a profesionales de este campo. En este momento está vigente el DSM versión 5.
Todo este trabajo se realiza para poder cuidarnos mejor: cuanto mejor estudiemos las enfermedades, más fácilmente podremos atacarlas y mantener nuestra salud.
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