Aunque hablamos del “cáncer de mama” en general y como si fuera uno solo, en realidad hay muchos tipos. Se clasifican en función del sitio en el que se inician, según cuánto se han extendido, y según la bioquímica de las células cancerosas. Estos tres factores influirán en el tratamiento, que se adaptará a la situación de cada paciente.
La mama es un órgano adaptado a la producción y emisión de leche. Básicamente consta de lóbulos que generan leche, conductos que la transportan al pezón, tejido fibroso que sostiene la mama en su sitio y tejido adiposo que da a la mama su volumen y forma. Según qué tejido da inicio al cáncer podemos hablar de:
Es un tipo de cáncer que se da en los conductos mamarios, pero que no sale de su lugar para invadir tejido de alrededor (de ahí el latín “in situ”).
Es un crecimiento de células anormales en los lóbulos que fabrican la leche y, aunque no es exactamente un cáncer, sí es un indicador de posibilidad de cáncer en el futuro.
Es uno de los cánceres de mama más comunes. A diferencia del anterior, puede salir del ducto e invadir el tejido de alrededor. Puede hacerlo de diferentes maneras:
Es un cáncer que comienza en los lóbulos que fabrican la leche pero es capaz de salir hacia afuera, pudiendo incluso llegar a los nódulos linfáticos cercanos y a otras áreas más lejanas del cuerpo.
Es un cáncer raro y agresivo, en el que la mama se hincha, enrojece y empeora en días o incluso horas.
Es una forma poco frecuente de cáncer de mama que comienza en el pezón y se extiende a la areola.
Son tumores del tejido conectivo (fibras y adiposo) que suelen ser benignos.
Los hombres también pueden sufrir cáncer de seno, ya que tienen tejido mamario (sin desarrollar como las mujeres, pero lo tienen). Cuando sucede, suele ser un carcinoma ductal invasivo; los in situ son poco frecuentes, y los lobulares son muy raros debido a la falta de desarrollo del lóbulo en la mama masculina.
El cáncer se origina cuando se forma un tumor, es decir, cuando las células saludables sufren cambios y proliferan sin control hasta crear un conglomerado o una masa. Dicho tumor puede ser canceroso y por lo tanto crecer y diseminarse a otras partes del cuerpo, o benigno, el cual puede crecer en tamaño pero sin propagación.
Por lo tanto, así como se puede clasificar el cáncer de mama en base al tejido de inicio, también se puede distinguir un cáncer dependiendo de la diseminación que se presente en el cuerpo.
Se habla de cáncer de mama de estadio inicial cuando el cáncer está limitado a la mama en sí o a las regiones de los ganglios linfáticos cercanos.
Si por el contrario, se detecta un cáncer de mama distante al área donde se realizó el diagnóstico inicial, estaremos hablando de un cáncer de mama metastásico o de estadio IV (4).
Las zonas de diseminación serán denominadas como ‘’metástasis’’ y el lugar en donde se originó el cáncer como ‘’tumor primario’’. Las zonas del cuerpo más frecuentes de diseminación del cáncer de mama son los pulmones, los huesos, el hígado y el cerebro. Sin embargo, si el cáncer de mama se propagó al cerebro, los médicos no se referirán a este como cáncer cerebral sino como cáncer de mama metastásico.
Por ende, los médicos frecuentemente diagnostican el cáncer de mama metastásico después de que la paciente ya haya recibido un tratamiento de cáncer de mama de estado inicial.
La inmunohistoquímica es la palabreja que define pruebas con las que se buscan determinadas proteínas en un tejido utilizando anticuerpos específicos (de ahí que añadamos el “inmuno”, por el uso de anticuerpos). Dependiendo de los genes que exprese un cáncer, es decir, de qué proteínas es capaz de sintetizar la célula alterada, hay 5 tipos diferentes de subtipos moleculares de cáncer de mama. Los elementos que se buscan son:
Cada una de estas proteínas se clasifica como “positiva” o “negativa” en un tejido tumoral. Existen paneles que miran otros genes, pero son más complejos y no los hablaremos aquí. Lo importante es saber que, según cómo se combinan los resultados positivos y negativos se habla de un tipo u otro de célula, y se asocia a un mejor o peor pronóstico de la enfermedad.
Tras detectar un cáncer de mama es importante realizar un análisis de laboratorio del tejido canceroso para determinar cual el tratamiento más adecuado a seguir. Esto es vital porque cabe resaltar que dentro del cáncer de mama existen subtipos como veremos a continuación:
El tipo luminal A en el cáncer de mama significa que los tumores son positivos para los receptores de estrógeno y negativo para HER2. Además, presenta niveles bajos de Ki-67 y es negativo para receptores de progesterona. Este tipo de cáncer de mama crece más despacio por lo que es de un grado menor y con un buen pronóstico. Pacientes que presenten este tipo de cáncer pueden beneficiarse de tratamientos hormonales así como la quimioterapia.
Al contrario del cáncer luminal A, el cáncer luminal B tiene tumores que son positivos para receptores de estrógeno pero negativos para los receptores de progesterona y HER2. Además, presentan niveles altos de la proteína Ki-67 por lo que el crecimiento de células cancerosas suele ser más rápido. Pacientes con este tipo de cáncer pueden recibir tratamientos de quimioterapia y hormonales.
Existen cánceres que necesitan de un gen llamado receptor del factor de crecimiento epidérmico tipo 2, o HER2 como abreviatura, para poder proliferar. Si este es el caso, el cáncer será denominado como HER2-positivo. La proteína HER2 son consideradas como ‘’receptores’’ ya que son importantes para el crecimiento de las células tumorales ya que se encuentran en las células cancerosas. Es por esto que los cánceres de mama de esta tipología suelen crecer más rápido.
Este tipo de cáncer de mama se presenta cuando la paciente no expresa HER2, RE o RP. Suele crecer con más rapidez y es el más común en mujeres con mutaciones del gen BRCA1 y mujeres jóvenes, particularmente en mujeres jóvenes negras.
Todo esto es información, información que permitirá definir el tratamiento más adecuado para cada caso en particular. Esto es vital para poder incrementar su efectividad e incrementar las posibilidades de éxito en la batalla contra el cáncer.
Por lo tanto, como ya hemos visto anteriormente, hay diferentes factores a los que prestar atención. Y aún con todo esto, hay más información que considerar. Escoger un tratamiento también depende de la edad de la persona, si es pre o post menopáusica, si hay o no metástasis… realmente cada tratamiento se adapta mucho a cada persona, poniendo a disposición de cada paciente todas las herramientas posibles para que su tipo de cáncer frene su desarrollo, sea eliminado y se impida su retorno en los próximos años.
Aunque los estudios y elecciones de tratamiento no se hacen en la oficina de farmacia, los farmacéuticos entendemos sobre medicamentos, sus efectos adversos, sobre la gestión de las molestias de los tratamientos, y sobre otros varios detallitos que pueden ir apareciendo después de que tengas tu diagnóstico. Así que, también en estos momentos, puedes contar con el apoyo de tu farmacéutico de confianza para compartir tus dudas, acompañarte y ayudarte a mantener tu calidad de vida.
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