La metformina es una molécula pequeña, básica para el tratamiento de la diabetes tipo II. Su función principal es bajar el nivel de glucosa en sangre (“bajar el azúcar”) evitando así los daños derivados de la diabetes, aunque también se ha ganado un huequito en el tratamiento de otros problemas de salud . Pero ¿cómo funciona? ¿cómo se toma? ¿qué efectos adversos podemos esperar al utilizar la metformina? Respondemos estas y otras preguntas en este artículo.
¿Qué es exactamente la metformina?
La metformina es una molécula perteneciente a la familia de las biguanidas. Comenzó a comercializarse en nuestro país el año 1994 con el nombre Dianben® y, aunque esa marca sigue existiendo, lo más probable hoy en día es que el médico de la Seguridad Social recete un medicamento genérico. En España se comercializa en dosis de 850 mg y 1000 mg de liberación inmediata, pero en otros países existen más presentaciones. La metformina también se comercializa en comprimidos que combinan dos medicamentos antidiabéticos, facilitando así la toma a los pacientes que necesitan dos o más principios activos para controlar su glicemia.
¿Cómo funciona la metformina?
La forma exacta en la que funciona la metformina no está probada al 100%, pero se han planteado tres mecanismos posibles:
- Disminuyendo la producción de glucosa en el hígado. Por un lado la metformina impide al hígado generar nueva glucosa a partir de los nutrientes disponibles (inhibe la gluconeogénesis) y por el otro impide que el hígado libere glucosa a partir de las reservas de las que dispone (inhibe la glucogenolisis).
- Incrementando la captación de glucosa de los tejidos. Al aumentar la glucosa captada por nuestros músculos y órganos, baja la glucosa en sangre optimizando su utilización.
- Retrasando y disminuyendo la absorción de glucosa a nivel intestinal.
Las tres vías llevan a que la glucosa en sangre disminuya, tanto la glucosa basal (la que tenemos estando en ayunas) como la glucosa posprandial (la glucosa que tenemos después de comer).
¿Cómo y cuándo se toma la metformina?
La respuesta rápida es “como y cuando lo indique el médico” ya que la metformina no es un medicamento que debamos tomar por nuestra cuenta. ¿Por qué? Porque es el médico el que sabe, de acuerdo al cuadro clínico de cada persona, cuándo y cuánta metformina necesitará cada paciente. Puede que empiece con dosis muy bajitas, o si hace falta añada más medicamentos… A modo exclusivamente informativo te comentamos que:
- La metformina se inicia cuando los cambios en la dieta y en el ejercicio no han hecho efecto. Es decir, lo primero que hay que hacer frente a una pequeña subida de la glicemia es valorar nuestra alimentación y el ejercicio que hacemos. Cada caso es diferente, de ahí que el médico tenga un rol fundamental en la terapéutica, pero por norma general una persona con “mala dieta” y vida sedentaria debería plantearse mejorar la dieta y aumentar el ejercicio físico. Muchas veces este paso es suficiente para evitar o retrasar un tiempo la toma de metformina.
- Se suele comenzar de a medio comprimido durante una o dos semanas. Esto es así para facilitar la tolerancia digestiva; si empezamos con la metformina “de golpe” pueden aparecer molestias digestivas como gases o diarrea que pueden llegar a ser muy incómodas. Luego de la fase de tolerancia lo usual es tomar un comprimido entero cada vez junto con las comidas o inmediatamente después, también para que haya una buena tolerabilidad de la metformina.
- A menos que haya problemas de alergia o muy mala tolerancia, la metformina llega a la vida de un diabético para quedarse.
Si tienes dudas respecto a cómo tomar la metformina que te han recetado coméntalas en tu farmacia de confianza; allí sabrán ayudarte a despejarlas.
¿Qué problemas puede dar el uso de metformina?
La metformina es un medicamento muy seguro y muy bien tolerado; sus reacciones adversas son frecuentes pero más bien leves. Entre sus efectos adversos más frecuentes encontramos:
- Malestar digestivo. Náuseas, diarrea, dolor abdominal, gases y dispepsia entran en este apartado. Parte de estos síntomas podrían estar relacionados con la mayor disponibilidad de glucosa a nivel intestinal: si la metformina deja más glucosa libre en el intestino, las bacterias intestinales la pueden utilizar, generando como resultado del metabolismo bacteriano gases, diarrea y malestar.
- Dolor de cabeza.
- Falta de apetito.
- Sensación de debilidad o fatiga.
Existen un problema a la metformina que aparecen con una frecuencia muy pero muy baja (menos de uno cada cien mil pacientes) pero que, si aparece, no debe ignorarse por el riesgo de vida que conlleva. Hablamos de la acidosis láctica, un problema que se origina en la acumulación de lactato (un residuo metabólico) que puede causar el descenso del pH sanguíneo, hipotensión e incluso la muerte. Los síntomas son muy inespecíficos: malestar general, dolor muscular, calambres o dificultad para respirar. No suele suceder, pero el riesgo aumenta en personas con insuficiencia renal o con problema de alcoholismo, de ahí que haya que monitorizar estrechamente a estos pacientes al inicio de un tratamiento con metformina.
¿Cuáles son los usos off-label de la metformina?
Se entiende por uso off-label o fuera de ficha técnica a usos que no están recogidos en la ficha técnica, es decir, que se plantearon luego de la autorización inicial que se le dio a un medicamento para un determinado uso. Se llega a estos usos a través de estudios mucho más pequeños que los ensayos clínicos que llevan a la autorización original, pero pueden ser de utilidad en muchos casos. La metformina, luego de su autorización para ser utilizada en adultos con diabetes tipo 2, fue estudiada y más o menos reconocida por la comunidad médica para las siguientes situaciones:
- Prevención de la evolución de la diabetes tipo 2. Se utiliza en adultos que, por su historial, tienen alto potencial para desarrollar diabetes.
- Reducción de peso en pacientes que han ganado peso al utilizar ciertos antipsicóticos.
- Tratamiento de la diabetes gestacional. La insulina es la primera opción de tratamiento de la diabetes gestacional pero, si por algún motivo no se puede realizar el tratamiento con insulina, la metformina podría ser una opción aceptable en algunos casos.
- Síndrome del ovario poliquístico. La metformina se indica a algunas mujeres con síndrome de ovario poliquístico para mejorar el hirsutismo, la tasa de ovulación y/o mejorar la resistencia a la insulina.
Como son usos fuera de ficha no es usual encontrarlos en un prospecto; si te han recetado metformina, estás en alguno de estos casos y tienes dudas respecto a tu tratamiento no dudes en consultar a tu farmacéutico de confianza, que sabrá despejar tus dudas.
Lorena Crosa es licenciada en Química y Farmacia en la Universidad de la República (2000 – 2004). Se ha formado como profesora técnica de Química en el Instituto Normal de Educación Técnica (2004-2005). Cuenta con estudios de postgrado en Ciencias en la Universidad Camilo José Cela (2009) y posteriormente ha realizado un segundo grado de carrera de Farmacia en la Universidad de Barcelona (2010 – 2013).
Su experiencia laboral se ha centrado en el campo de la ciencia, dentro de hospitales como científica de laboratorios clínicos (2005 – 2007), así como docente de educación química en distintas universidades como el CEPRODIH y la Universidad de la República.
Tras licenciarse en su segunda carrera de Farmacia, centró su experiencia en las oficinas de farmacia, además de trabajar como consultora técnica en empresas de la industria farmacéutica.
En Farmacias Ecoceutics, Lorena Crosa ha sido un miembro activo y de gran valor desde 2018 hasta la actualidad, siendo la responsable de contenidos de la empresa haciendo uso de su expertise.