Es la masa proteica que queda después de lavar la harina de trigo con agua (o agua ligeramente salada). Este proceso de lavado elimina el almidón y otros materiales solubles en agua, dejando al final una materia que está compuesta sobre todo por proteínas. Estas “proteínas del gluten” son llamadas directamente “gluten” en la literatura no especializada, y por extensión, se le llama gluten también a proteínas que están en otras semillas y tienen una estructura muy similar a la proteína del gluten de trigo. Hilando fino, el nombre correcto de estas proteínas es prolaminas, pero por simplificar utilizaremos el nombre “gluten”. El trigo, la cebada, el centeno, la espelta, y algunos híbridos o derivados lo poseen en su composición.
Es el responsable de la elasticidad y esponjosidad del pan y productos similares.
Es una molécula fundamental para las semillas, ya que es la responsable de almacenar proteínas que la planta utilizará cuando llegue el momento de la germinación. El estudio del gluten se remonta al siglo XVIII por su importancia para la industria panificadora, ya que permite dar elasticidad y esponjosidad. De hecho, tanta es su influencia en la masa que algunas marcas no se conforman con el gluten que viene en la propia harina y añaden gluten a sus productos para mejorar la textura del producto final.
En la mayoría de los casos no es un problema para nosotros. Existen proteínas más nutritivas en nuestra dieta, pero algo nos aporta, sobre todo dos aminoácidos llamados prolina y glutamina. Las personas que no deben ingerirlo en ningún alimento son los que padecen de enfermedad celíaca, de sensibilidad al gluten no celíaca y de alergia al gluten. Estas son tres enfermedades relacionadas a través de diferentes caminos bioquímicos, que causan diferentes síntomas y tienen diferentes consecuencias. Sólo en estos tres casos es imperativo llevar el consumo a cero.
El resto de personas no tienen por qué privarse, ya que no les comportará ningún tipo de problema de salud. Es más, evitar el gluten de raíz sin ser celíacos, sensibles o alérgicos al gluten trae ciertos inconvenientes:
A una persona con problemas de salud relacionados con el gluten le “sale a cuenta” exponerse a estos problemas, ya que las consecuencias pueden ser muy severas para su salud: van desde la desnutrición al shock anafiláctico, pasando por dolores de cabeza y osteoporosis (entre otros). Pero para alguien sin problemas queda aún por demostrarse que eliminarlo del todo le aporte algún beneficio de salud.
Si no tienes enfermedades relacionadas con el gluten, dejar de consumirlo no aporta ningún beneficio. Mucha gente sin problemas con el gluten dice “sentirse mejor” luego de haberlo eliminado de la dieta, pero hay varias razones para que esto suceda. Entre ellas:
Es importante que, si sospechas que tienes una enfermedad relacionada, hables con tu médico antes de eliminarlo del todo de tu dieta. Los valores basales de analíticas confirmatorias pueden cambiar mucho si eliminas lo completamente, dificultando un diagnóstico certero de tu problema de salud.
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