Esta pregunta es muy usual que nos la hagan cuando dispensamos un medicamento. La recomendación suele ser “no mezcles alcohol y medicamentos”, aunque cada paciente y cada medicamento puede hacer variar los matices de la respuesta. Por lo tanto, ¿puedo tomar alcohol si estoy tomando medicamentos? Te damos algunas ideas para enfrentarte a este “dilema” en este artículo.
¿Qué pasa con el alcohol y los medicamentos?
El alcohol sigue un camino metabólico en nuestro cuerpo y nos causa un efecto más o menos conocido. Los medicamentos también tienen una ruta bastante estudiada: en los ensayos previos a la comercialización del medicamento se investiga qué pasa con un medicamento una vez ingresa en nuestro organismo, cómo actúa y dónde. Ahora bien, al mezclar medicamentos con alcohol puede haber cambios en estos caminos predeterminados, apareciendo lo que llamamos interacciones entre medicamentos y alcohol:
- interacciones farmacocinéticas: el alcohol interfiere con el metabolismo del medicamento, o el medicamento interfiere con el metabolismo del alcohol. Los procesos conocidos y estudiados de una o ambas moléculas cambian, generándose efectos nuevos (y muchas veces muy molestos) y/o perdiéndose la eficacia del medicamento.
- Interacciones farmacodinámicas:el alcohol aumenta el efecto del medicamento en el cuerpo. Podríamos pensar “qué bien, más curación con menos dosis” pero el efecto suele ser difícil de controlar o peor, aumentan los efectos adversos. Rara vez la mezcla de medicamentos y alcohol da un efecto “ventajoso” o “deseable”.
Muchos estudios se enfocan en los efectos que aparecen cuando una persona que toma alcohol regularmente comienza a tomar medicamentos, mientras que hay menos estudios hechos con personas que toman alcohol puntualmente durante el tratamiento. Pero, a base de estudios y reportaje de casos, conocemos resultados de mezclar medicamentos con alcohol de todo tipo.
Algunos ejemplos de mezclar alcohol y medicamentos….
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo interactúan los medicamentos y el alcohol:
- Algunos medicamentos que inhiben o dificultan la metabolización estomacal del alcohol son el ácido acetilsalicílico (Aspirinia®, AAS) o la eritromicina (un antibiótico). Estos medicamento pueden hacer que el alcohol en sangre aumente más de lo que normalmente esperarías que te subiera.
- Algunos antibióticos pueden afectar la flora intestinal, que también metaboliza una parte del alcohol consumido. Menos flora intestinal significa más alcohol en sangre, con el mismo alcohol bebido.
- Durante el proceso de eliminación del alcohol se produce una molécula intermediaria llamada acetaldehído, que rápidamente es eliminada por el hígado. Tomar medicamentos como el metronidazol, la isoniazida o la nitrofurantoina junto con alcohol lleva a que el acetaldehído se acumule, cosa que puede causar muchos problemas. Entre los síntomas causados por el acetaldehído acumulado encontramos el enrojecimiento facial, náuseas, vómitos… en algunos pacientes se han registrado bajadas importantes de tensión y ritmo cardíaco acelerado, un problema gordo en pacientes con enfermedades cardiovasculares previas.
- La metabolización de algunos medicamentos requiere de un antioxidante llamado glutatión. El glutatión protege al hígado del daño oxidativo que causan algunos medicamentos durante su transformación en sustancias que el cuerpo elimina vía riñón, por ejemplo. Sin glutatión se acumularían productos de metabolización capaces de dañar al hígado. Y el alcohol también requiere de glutatión para su metabolización correcta. Total: beber alcohol consume el glutatión del que disponemos, lo que puede llevar a que no haya suficiente glutatión para metabolizar medicamentos, produciéndose daño al hígado. Este mecanismo es el que está detrás del daño que el paracetamol o la isoniazida pueden causar al hígado cuando bebemos alcohol durante el tratamiento. Nota: la isoniazida no está aquí “repetida por error”, está repetida porque causa daño por la vía del acetaldehído y por la vía del glutatión.
- Como el alcohol es un sedante, también puede potenciar los efectos sedantes de algunos medicamentos, causando más somnolencia o una mayor disminución de reflejos de la que en realidad estamos percibiendo. Esta es la razón por la que no se recomienda tomar algunos antihistamínicos como la difenhidramina (Soñodor®), la hidroxizina (Atarax®) o la ciproheptadina (Desarrol®, Pranzo®, Dynamogen®, Periactin®). Tampoco se recomienda mezclar alcohol y benzodiacepinas (Valium®, Orfidal®, Lexatin®) por la misma razón.
- El alcohol aumenta la posibilidad de que los antiinflamatorios (ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno) causen sangrado estomacal, ya que debilita la mucosa intestinal y la hace más sensible al daño de los antiinflamatorios.
- El alcohol puede enlentecer la metabolización de los medicamentos, haciendo que una misma dosis potencie sus efectos. Por ejemplo, el alcohol aumenta la probabilidad de que algunos antidepresivos causen una bajada de presión súbita al ponernos de pie (lo que llamamos hipotensión ortostática). Algunos ejemplos de estos antidepresivos son la amitriptilina (Tryptizol®, Deprelio®, Paxtibi®) o la clomipramina (Anafranil®). También sucede esto con la warfarina o el acenocumarol, dos potentes anticoagulantes, aumentando el riesgo de sangrado.
¡Y hay muchas interacciones más! Medicamentos para la hipertensión, para el resfriado, para la tos, para la ansiedad, para la diabetes, para los problemas de próstata…. Es imposible listar todas la interacciones entre los medicamentos y el alcohol en un artículo de esta naturaleza, por lo que, si tienes alguna duda específica, te indicamos a continuación cómo saber más sobre tu medicación y el alcohol.
¿Cómo puedo saber qué pasa al tomar alcohol con mis medicamentos?
Existe un apartado especial en los prospectos que habla de la interacción de los medicamentos con el alcohol. El punto dos del prospecto se suele titular “Qué necesita saber antes de tomar ESTE medicamento” y, de una forma u otra, es aquí donde está la información del alcohol y el medicamento en cuestión:
- A veces está bajo el apartado “Toma de ESTE medicamento con alimentos y alcohol”.
- A veces es un párrafo separado dentro del punto dos, “Toma de ESTE medicamento con alcohol”.
- A veces hay información añadida dentro del subtítulo “Advertencias y precauciones”.
También puede haber información en otros puntos del prospecto, no sólo el punto dos, sobre todo si el formato del prospecto es antiguo. Te recomendamos que guardes siempre una copia del prospecto mientras dura tu tratamiento, ya que allí está toda la información que necesitas para que tu tratamiento sea un éxito.
Y si tienes más dudas respecto a la toma de medicamentos y alcohol…
…recuerda que cuentas con tu farmacia de confianza. Los farmacéuticos somos especialistas del medicamento y tenemos acceso a fuentes de información muy completas, con lo que podemos ayudarte a resolver las dudas que el prospecto no te ha resuelto.
Si te ha gustado nuestro artículo sobre «¿Puedo tomar alcohol si estoy tomando medicamentos?», no dudes en echar un vistazo a nuestro blog.