La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de base autoinmune, crónica y no contagiosa. Su versión más conocida afecta la piel de la persona que la padece, pero también puede afectar las uñas y las articulaciones. Su prevalencia es de un 2-3% de la población, aunque en algunas poblaciones puede llegar al 8%. Puede surgir en la adultez, infancia o adolescencia, y los tratamientos varían de persona a persona según la afectación, la edad y la respuesta a cada medicación que se utiliza.
En este artículo te hablaremos de las causas de la psoriasis, la medicación que se utiliza, y los cuidados diarios que te conviene practicar para poder espaciar los brotes de psoriasis.
Todavía se están investigando los mecanismos moleculares por los que se produce la psoriasis, porque es una cadena compleja. A día de hoy sabemos que un estímulo determinado (picadura, golpe, estrés, etc.) produce una desregulación de la tolerancia al ADN propio, es decir, moléculas de ADN que deberían reconocerse como propias son reconocidas como ajenas por el sistema inmunitario. Con este “error” comienza localmente una actividad inmunológica que desemboca en la hiperproducción de queratinocitos anormales y la infiltración de la piel de varias células del sistema inmune, que a su vez alimentarán aún más el proceso inflamatorio.
Hay factores desencadenantes, por ejemplo, existe la predisposición genética que participa en el desarrollo de la psoriasis: tener parientes con psoriasis aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad, y se han identificado varios genes involucrados en el proceso de la psoriasis.
La psoriasis se clasifica en función de la apariencia que presentan las lesiones en la piel:
Las diferentes formas pueden coexistir en un mismo paciente. Por esta razón, es importante realizar un estudio médico para encontrar el diagnóstico concreto. De esta manera se puede identificar el tipo, o conjunto de tipos y la mejor línea de tratamiento para cada caso particular.
La psoriasis puede afectar a las uñas (psoriasis ungueal) y a las articulaciones (artritis psoriásica). Además, se ha visto que los pacientes con psoriasis tienen más posibilidades de desarrollar hipertensión, hiperlipidemia, diabetes tipo 2, enfermedades coronarias o enfermedades inflamatorias intestinales que la población general. Estos datos podrían indicar que la inflamación no se limita a la piel, sino que tiene ramificaciones metabólicas que no se han descrito completamente. La investigación futura dirá cuáles son las rutas metabólicas por las que esto se produce.
El impacto de la psoriasis en la calidad de vida de los pacientes es muy alto; por la afectación estética que tiene la psoriasis, por la incomodidad que causa (picores, sangrados al rascar, dolor) y por la afectación a la salud global (artritis que puede ser limitante, enfermedad cardiovascular, etc.). Se ha visto que los pacientes con psoriasis sufren más depresión o ansiedad que la población general, por lo que frente a un diagnóstico de la enfermedad es importante acompañar a la persona con psoriasis y no minimizar su situación diciendo que “solamente tiene un problemita de piel”.
La psoriasis es una enfermedad que cursa con brotes, es decir, el paciente está bien, pero “algo” sucede y aparecen las placas, la rojez, el picor, o las pústulas. Identificar qué desencadena un brote en cada paciente permitirá controlar la frecuencia de los brotes; algunos de los desencadenantes más comunes son:
Algunos son más fáciles de controlar que otros. En el caso particular de los medicamentos es importante hablar con el médico antes de abandonar la medicación; el médico te buscará un sustituto para que puedas seguir cuidando tu salud sin arriesgar un brote de psoriasis.
Dependerá de la extensión de la lesión y de la existencia o no de artritis, pero básicamente los tratamientos para la psoriasis suave en la piel pueden ser:
Estos tratamientos tópicos demoran entre 2-4 meses en hacer efecto, y es usual que el médico los combine y los rote para lograr un mejor resultado.
Para la psoriasis moderada o severa se requiere el uso de fototerapia y de otros medicamentos:
Muchos de estos medicamentos son de uso hospitalario y no es posible conseguirlos en la oficina de farmacia. En el caso de los niños hay menos opciones, pues no hay ensayos clínicos de todos los medicamentos en niños de todas las edades, por lo que es posible que lo que se usa para tratar a un adulto en la familia no sea lo que mismo que se utiliza para tratar al niño.
¡No todo es medicamento en esta vida! La adecuada higiene de la piel ayuda a reducir la intensidad y la frecuencia de los brotes. Algunas cosas a considerar son:
Todas estas acciones están encaminadas a tener la piel en buen estado, cómoda y nada tirante, evitando que aparezca un brote frente a estímulos que afectarían más a una piel reseca o lesionada. Además, una piel en buen estado responderá mejor a los tratamientos que le apliques. Tu farmacéutico puede ayudarte a escoger los productos más adecuados para tu caso.
Finalmente, es importante evitar el sobrepeso y la obesidad (índice de masa corporal mayor a 25 y 30 respectivamente). Perder peso se asocia con mejor calidad de vida, mejor estado de la piel y mejor pronóstico frente a la artritis psoriásica.
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