En el año 2013 se acuñó el término psicobióticos para definir a una clase de probióticos que tienen potencial para tratar problemas psiquiátricos. Parece raro ¿cómo puede ser que una bacteria pueda ser capaz de aliviar problemas de salud mental? Te resumimos lo que se sabe hasta ahora sobre el funcionamiento de los psicobióticos y sus posibilidades en este artículo.
Un psicobiótico es una clase nueva de probióticos. Así como existen probióticos capaces de ayudar con problemas intestinales, vaginales, o de piel (hablamos de probióticos en este artículo-link a probióticos) se ha visto que hay probióticos que están relacionados con el funcionamiento del sistema nervioso, ayudando en la regulación de temas de salud mental como la depresión o la ansiedad.
El funcionamiento de los psicobióticos no está perfectamente elucidado aún. Sabemos que existe un eje de comunicación entre la flora intestinal, el intestino y el sistema nervioso central, y también sabemos que es una comunicación bidireccional, pero los mecanismos finos aún deben confirmarse. Uno de los estudios clave al respecto descubrió que ciertos ratones de laboratorio que se habían criado en ambientes estériles (y por tanto no tenían flora bacteriana propia) tenían reacciones exageradas a estímulos estresantes, lo que dio a pensar que las bacterias que tenemos en el cuerpo mitigan las reacciones a este tipo de estímulos; fue así que se empezó a “tirar del hilo” de la investigación en animales y en humanos de los psicobióticos y sus propiedades. Se cree que los psicobióticos pueden estar involucrados en la regulación del cortisol, que pueden regular neurotransmisores como la serotonina o el GABA y que incluso son capaces de sintetizarlos, complementando la síntesis que se realiza en el sistema nervioso.
Hay estudios de la flora intestinal en diferentes enfermedades mentales que apuntalan el trabajo en esta dirección. Por ejemplo, diferentes publicaciones reportaron que:
¡Y esto es sólo el comienzo de la investigación en el campo de los psicobióticos!
Aún no sabemos tanto como para formular guías clínicas que indiquen qué psicobióticos se pueden tomar para qué enfermedades, en cuánta cantidad, y durante cuánto tiempo. Los estudios que se están haciendo son prometedores, por ejemplo:
Se está investigando en el campo del Alzheimer, la ansiedad, la depresión, el Parkinson, el trastorno del espectro autista, TDAH o el insomnio (entre otros) pero quedan muchas dudas por resolver aún. ¿Son las bacterias las que cambian el estado mental, o es el estado mental el que cambia las bacterias? ¿Hay más factores involucrados en el cambio de la flora intestinal que también repercuten en la salud mental? Por ahora, es mejor adherir a los tratamientos prescritos por el médico, que tienen un respaldo teórico y experimental mucho más potente. Y si crees que te puedes beneficiar del uso de psicobióticos habla con tu farmacéutico de confianza, que sabrá recomendarte productos y aconsejarte para solventar tus necesidades específicas.
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