¿Las vitaminas engordan?

Si buscamos en internet “las vitaminas engordan”, las primeras respuestas suelen decir que “no”. Pero si buscamos “vitaminas para engordar” aparecerán una serie de artículos que nos recomiendan tal o cual vitamina para engordar…. ¿Qué está pasando? ¿Las vitaminas engordan o no engordan? ¿Podemos tomar vitaminas y mantener nuestro peso? ¿Qué pasa si queremos ganar peso, sirven o no las vitaminas? En esta entrada intentaremos aclararlo.

¿Las vitaminas engordan? No.

Si definimos “engordar” como aportar energía que nos puede hacer acumular grasa corporal, la respuesta es NO. Las vitaminas son productos necesarios para el cuerpo, pero no son fuente de energía. Son parte del metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos, pero no son productos que aporten calorías por sí mismos. Engordar o no engordar dependerá de los nutrientes que ingerimos y no de los complementos con un pequeño aporte extra de vitaminas que podamos tomar.

¿Hay vitaminas que nos pueden hacer engordar?

La respuesta a esta pregunta no va de la mano con las calorías de las vitaminas, sino que apunta a la regulación de nuestro metabolismo que las vitaminas llevan a cabo. Por ejemplo:

• Las vitaminas del grupo B están involucradas en la síntesis de grasa corporal como cofactores, es decir, como productos que ayudan a que una reacción química se produzca.
• La vitamina A está involucrada en la síntesis de grasa a través de la regulación genética. Es decir, activando y desactivando genes involucrados en la síntesis de grasa corporal.

En diferentes estudios se han visto resultados que indicarían que la fortificación con vitaminas conllevaría un aumento de peso:

• En animales, los excesos de vitamina del grupo B pueden facilitar la síntesis de grasa corporal; algunos estudios sugieren que esto también pasa en humanos.
• En humanos, las harinas fortificadas con vitaminas B y los líquidos dulces fortificados con vitamina B3 (niacina) generan un pico mayor de insulina que las harinas sin fortificar. Los picos de insulina bajan la glucosa (el azúcar de la sangre), el cuerpo responde a la bajada de glucosa creando hambre y la mayor ingesta de comida lleva a la obesidad si este ciclo es continuo y no se corta.
• La niacina está relacionada con el apetito: la pelagra, una enfermedad en la que hay carencia de niacina, cursa con falta de apetito.
• En animales, la vitamina A en exceso favorece la formación de tejido adiposo.

Ahora bien, los estudios con animales mencionados utilizaron cantidades bastante mayores a las encontradas en el típico multivitamínico, y los estudios en humanos utilizaron personas que tomaban alimentos fortificados (es decir, alimentos a los que se les añade vitaminas para comercializarlos) de forma crónica, es decir, durante años.

No es lo que los humanos solemos hacer cuando utilizamos suplementos vitamínicos: de hecho, como regla general, no se recomienda tomarlos durante largos períodos de tiempo, ya que la idea es conseguir los nutrientes a partir de una dieta balanceada.

Hay excepciones, como el ácido fólico en las mujeres embarazadas o la vitamina D en las personas mayores, pero por regla general se recomienda utilizar multivitamínicos durante temporadas cortas hasta asegurar que la dieta aporta los nutrientes necesarios.

¿Conclusión?

Como ya dijo el gran Paracelso en el siglo XVI, “todo es cuestión de dosis”. No es de esperar que un multivitamínico o un Hidroxil® (medicamento con dosis altas de complejo B para el dolor de espalda) bien utilizados te hagan ganar peso, ya que no son las mismas cantidades ni los mismos tiempos de los estudios que investigaron la relación vitaminas-peso.

Ahora bien, si te preocupa controlar tu peso y mejorar tu nutrición, puedes hablar en tu farmacia de confianza. Los farmacéuticos podemos aconsejarte respecto a la conveniencia de utilizar complementos vitamínicos y sus posibles consecuencias en tu caso particular.