Estamos acostumbrados a tomar ibuprofeno para casi todos los males que nos achacan. ¿Dolor de muela? Ibuprofeno. ¿Dolor de espalda? Más ibuprofeno. ¿Dolor menstrual? Otra vez ibuprofeno. Tanto es así, que el ibuprofeno está en el top 10 de las moléculas más recetadas por la Seguridad Social. Pero, ¿Qué es exactamente el ibuprofeno? ¿Cómo funciona? ¿Por qué a veces nos recomiendan tomar “protectores de estómago” al tomar ibuprofeno? Respondemos estas y otras dudas respecto al ibuprofeno en este artículo.
El ibuprofeno pertenece a la familia de los antiinflamatorios derivados del ácido propiónico, bolsa en la que metemos al ibuprofeno, naproxeno o flurbiprofeno. El nombre sistemático del ibuprofeno es ácido 2-(4-isobutilfenil) propiónico. ¿Ves las negritas? De esas sílabas viene su denominación común internacional, ibuprofeno (hablamos más de los nombres de los medicamentos en este artículo). Está entre nosotros desde la década de los ‘60, pero no fue hasta la década de los ‘80 que se autorizó su venta sin receta médica.
El ibuprofeno actúa inhibiendo a una enzima llamada ciclooxigenasa (COX para abreviar). Una de las formas de la COX, la COX-2, es la responsable de sintetizar unas moléculas llamadas prostaglandinas, moléculas relacionadas con la inflamación y el dolor. Al evitar la síntesis de prostaglandinas la inflamación y el dolor no pueden prosperar, de ahí que el ibuprofeno sea un buen antiinflamatorio. Pero la COX no actúa solamente en procesos de dolor; también interviene en procesos relacionados con la ovulación y el parto, está involucrada en la producción de moco estomacal, en la buena funcionalidad del riñón, en la agregación de las plaquetas… los efectos adversos del ibuprofeno vendrán de la mano del bloqueo de la ciclooxigenasa en todo el cuerpo, no solamente allí en el sitio donde nos duele.
Se han investigado otras maneras de actuar del ibuprofeno, pero por ahora esta es la más conocida.
Es imposible hacer que el ibuprofeno llegue solamente a donde nos duele. La sangre lleva el ibuprofeno desde el tracto gastrointestinal al sitio lesionado y a todo el resto del cuerpo, apareciendo los efectos adversos. Entre los efectos adversos del ibuprofeno encontramos:
Es por estos problemas que muchas veces no recomendamos a ciertos pacientes el uso de ibuprofeno. Personas mayores, con problemas estomacales, cardíacos o problemas renales deben hablar con un profesional antes de utilizar ibuprofeno o incluso decantarse por el uso de paracetamol.
El ibuprofeno es de los pocos medicamentos que tienen una versión de venta libre y una versión de venta bajo receta médica. Los medicamentos de venta libre para adultos y adolescentes son de 200mg o 400mg con dosis suficientes para 4-5 días, mientras que las presentaciones que requieren receta son 400mg/30 comprimidos o sobres y 600mg/40 comprimidos o sobres. El razonamiento detrás de esto es:
En España estamos acostumbrados a solicitar el ibuprofeno de 600mg porque lo cubre la seguridad social y porque es la presentación más barata que existe. Es más barato que el ibuprofeno de 400 por algunos céntimos y además trae diez comprimidos más, así que lo lógico parecería ser comprar ibuprofeno de 600mg. Pero en este caso la economía nos ha hecho olvidar una “ley” del buen uso de los medicamentos: si la dosis baja te hace efecto, no tomes la dosis alta. En este caso, si el ibuprofeno de 400mg te quita el dolor ¡no tomes el de 600mg!
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