Este artículo no se titula simplemente “halitosis”, sino “halitosis bucal”. ¿Por qué? Porque la halitosis o mal aliento pueden tener más de un origen: a veces es indicativa de mala higiene oral, pero otras veces puede provenir de otros problemas de salud como la diabetes, la amigdalitis o el uso de ciertos medicamentos. En este artículo nos centraremos en la halitosis de origen bucal, sus causas, y sus posibles tratamientos.
¿Por qué aparece la halitosis bucal?
El mal aliento que se origina en la cavidad bucal puede ser fisiológico, es decir, “normal”, o puede estar relacionado con enfermedades bucales.
El mal aliento fisiológico es el típico mal aliento matutino. Durante la noche el flujo de saliva baja, no tragamos, las células de la boca se descaman y quedan en la lengua, y la comida que queda retenida se pudre (es decir, es utilizada por las bacterias de nuestra boca) en un proceso que dura toda la noche. Todo esto genera la acumulación de una placa blanca en la lengua que huele mal.
El mal aliento patológico es el responsable de más del 80% de las causas de halitosis y está relacionado con los siguientes problemas de salud bucal:
- Enfermedad periodontal. Es la forma avanzada de la gingivitis, en la que el crecimiento bacteriano en la placa bacteriana lleva a la retracción de las encías. Estas bacterias emiten compuestos orgánicos azufrados que huelen muy mal como consecuencia de su metabolismo.
- Caries profundas. La acumulación de comida en las caries lleva a la putrefacción de la comida y al mal olor.
- Otros problemas de acumulación de comida, como dientes mal alineados o la existencia de grandes áreas interdentales.
- Mal uso y cuidado de las prótesis. Las prótesis dan lugar a la acumulación de comida. Limpiarlas mal, dejarlas en la boca durante la noche o dejar que se acumule comida durante el día favorece la producción de mal olor.
- Problemas de salivación. La falta de saliva hace que la boca no se limpie con tanta frecuencia (tragar saliva ayuda a eliminar comida y células muertas) favoreciendo el mal olor. Algunos medicamentos pueden causar boca seca, contribuyendo a este problema.
Hemos listado algunas causas de mal aliento patológico, pero no son todas; el dentista puede diagnosticar más. Las diferentes causas tendrán diferentes soluciones, por lo que es importante distinguirlas para poder eliminar el mal aliento.
¿Cómo se trata la halitosis fisiológica?
Para empezar es importante limpiar correctamente la boca y los dientes, pues con ello se logra:
- Eliminar la comida que las bacterias procesan.
- Eliminar las bacterias responsables de la generación de mal olor.
- Prevenir problemas dentales que causan halitosis.
La buena higiene bucal incluye:
- La técnica correcta. El higienista dental o el odontólogo pueden aconsejar sobre esta técnica.
- El uso de cepillos interdentales o hilo dental, para eliminar los restos de comida que el cepillado no puede eliminar. También existen los irrigadores de agua, pensados para eliminar los restos de comida de los rincones más difíciles.
- Pasta dental adecuada para cada caso. Casi todas aportan el flúor necesario para proteger los dientes de la caries, pero otras tienen “pluses” que ayudan con la halitosis. Por ejemplo, algunas ayudan a evitar la aparición de enfermedades gingivales. Suelen incluir zinc, pantenol, alantoína y otros productos calmantes y reparadores. Otras ayudan con la sequedad bucal, ayudando a mantener la hidratación y la comodidad en la cavidad bucal.
Te recomendamos la pasta de dientes Dentaid: Halita. - Colutorios antibacterianos. Suelen utilizar triclosán, clorhexidina o CPC, además de tener componentes como los de las pastas que ayudan al mantenimiento de las encías, a reforzar los dientes y/o mantener la hidratación bucal.
Te recomendamos el colutorio Dentaid: Halita.
Una vez que hemos asegurado una buena higiene dental podemos pensar en añadir elementos específicos para tratar la halitosis oral:
- Algunos casos pueden beneficiarse con el uso de probióticos. Los géneros Lactobacillus, Streptococcus y Weissella han demostrado cierto éxito en el tratamiento de la halitosis, pues compiten por recursos con las bacterias productoras de mal aliento y evitan su reproducción.
- El uso de productos que “tapan” el mal olor (chicles, sprays, etc) funciona, pero sólo durante corto tiempo. Son excelentes productos para complementar tratamientos y para tapar halitosis momentánea (después de fumar, comer una comida fuerte, etc) pero no funcionan como sustitutos de una buena higiene.
Tu farmacia de confianza puede ayudarte si tienes un problema de halitosis, analizando tu rutina de higiene y proponiendo mejoras para eliminar el problema de halitosis fisiológica.
¿Cómo se tratan los problemas de halitosis por problemas de salud bucal?
En estos casos interviene el dentista. Lo hará para arreglar la halitosis y para evitar otras consecuencias negativas para la salud de la persona. Entre ellas contamos:
- Descuidar una caries o la enfermedad periodontal puede causar la pérdida de dientes y muelas, infecciones y dolor intenso.
- Tratar bien una prótesis (limpiarla correctamente, utilizarla y ajustarla como corresponde, etc.) no solamente evita la halitosis sino que evita la aparición de llagas en la boca y permite que la prótesis dure más tiempo en buen estado.
- Descartar la boca como fuente de halitosis permitirá la derivación al médico de cabecera para un correcto diagnóstico de la causa de la halitosis (diabetes, reflujo, cáncer oral, etc).
- Descartar la causa de la boca seca: desde el uso de ciertos medicamentos hasta pólipos nasales que obligan a respirar con la boca abierta, es importante diagnosticar y tratar la causa de la boca seca.
Si crees que tienes algún problema de salud bucal que causa halitosis no demores la consulta con el dentista. Cuanto antes lo trates, más pronto se curará tu boca y evitarás problemas de salud más serios.
¿Cuándo hay que ir al dentista por la halitosis bucal?
Puedes pedir consejo en la farmacia para tratar la halitosis, pero algunos casos requieren intervención del dentista:
- Cuando la higiene por sí sola no arregla la halitosis.
- Cuando has probado más de una solución (higiene, sprays, etc.) y no has obtenido beneficio alguno.
- Cuando veas signos de problemas gingivales: encías retraídas, sangrado de encías, etc.
- Cuando haya sospecha de otros problemas, como infección (inflamación o dolor en una pieza) o mal ajuste de la dentadura.