El glaucoma es una enfermedad ocular responsable, junto con las cataratas, de la mayoría de los casos de ceguera en adultos mayores de 40 años. Se calcula que más de 70 millones de personas en el mundo sufren de alguna forma de glaucoma, de las que el 10% perderán la visión de los dos ojos. Hay diversos tipos de glaucoma, pero todos tienen en común una cierta inespecificidad de síntomas y la generación de daño irreparable al nervio óptico. Te contamos hoy qué es el glaucoma, qué opciones de tratamiento hay, y sobre todo, qué herramientas hay para prevenir su avance.

Repasemos la estructura del ojo…

Para entender al glaucoma es importante recordar una parte del funcionamiento del ojo. La parte delantera del ojo contiene el sistema que regula la llegada de la luz a la retina y al nervio óptico, situados en la parte posterior del ojo. En la parte delantera, desde afuera (lo que vemos) hacia el interior del ojo, encontramos:

  • La esclera (lo blanco) y la córnea (transparente, cubre la parte de color y permite el paso de luz).
  • El iris (la parte de color) con su hueco (la pupila). El iris se contrae y relaja para abrir y cerrar la pupila, controlando el paso de luz
  • El cristalino, que enfoca la luz sobre la retina.

Todo esto está bañado por un líquido llamado humor acuoso, capaz de nutrir y estabilizar estas estructuras oculares. El humor acuoso es producido cerca del cristalino por el cuerpo ciliar, baña todo el espacio que está entre el cristalino y el iris, sale a través de la pupila y drena por la vía trabecular (vía mayoritaria, en la que el líquido drena a través de un tejido de drenaje situado en el ángulo entre iris y córnea) y por la vía uveoescleral (10% del líquido drena fluyendo directamente a través de músculos y membranas hacia el exterior del ojo).

 

¿Por qué aparece el glaucoma?

Hay dos grandes tipos de glaucoma según la causa que lo genera:

  • Glaucoma de ángulo abierto. Hay resistencia a la salida del humor acuoso a través de la vía trabecular o hiperproducción de humor acuoso. Es la forma más frecuente.
  • Glaucoma de ángulo cerrado o estrecho. Hay obstrucción de la zona de drenaje por una cercanía importante entre el iris y la córnea, impidiendo que el humor acuoso llegue a la zona donde están las vías de drenaje.

Como líquido que es, el humor acuoso es capaz de hacer presión sobre las estructuras que lo contienen, que son relativamente blandas. Cuando el líquido no es capaz de drenar la presión aumenta y hace fuerza hacia la zona posterior del ojo, dañando las neuronas responsables de la visión.

Existen otras causas de glaucoma pero no son tan frecuentes: glaucoma infantil (por malformación del ojo), glaucoma de presión normal (se cree que hay problemas de circulación sanguínea o hipersensibilidad del nervio) o glaucoma secundario a otros problemas (uveítis, tumores, golpes, uso de corticoides, etc).

¿Qué síntomas da el glaucoma?

Depende del tipo de glaucoma. Los mecanismos son muy diferentes, y por tanto los síntomas también lo son:

  • Síntomas del glaucoma de ángulo abierto: es el glaucoma “traicionero”, pues no presenta síntomas hasta que el daño óptico ya se ha producido. Aparecen zonas en las que se perdió la visión y visión “tipo túnel” en formas avanzadas.
  • Síntomas del glaucoma de ángulo cerrado: este glaucoma se da con “ataques” cuyos síntomas son poco específicos. Entre ellos contamos el dolor en el ojo, ojo rojo, dolor de cabeza, náuseas, mareos, visión borrosa, y visión “con halos”.

Los glaucomas que cursas sin síntomas deben ser controlados desde antes de la ceguera, según los factores de riesgo del paciente, para pillarlo antes de que el daño sea importante. Los glaucomas que cursan con síntomas deben ser valorados rápidamente por un profesional para evitar daño súbito al nervio óptico; de ahí que los farmacéuticos derivemos al médico los casos que cursan con dolor en vez de dar algún colirio calmante de venta libre.

¿Cómo se trata el glaucoma?

Hay varios medicamentos que pueden tratar el glaucoma, casi todos en forma de colirio:

  • Análogos de prostaglandinas: los “-prost” (latanoprost, travoprost, bimatoprost). Facilitan la salida de humor acuoso por la vía úveoescleral. Los efectos adversos son sobre todo locales.
  • Bloqueantes beta-adrenérgicos: timolol, carteolol, betaxolol. Reducen la producción de humor acuoso. Bajan la presión intraocular pero a cambio pueden dar sequedad en el ojo y pueden interactuar con pulmones y corazón (contraindicados en asmáticos, pacientes con EPOC y bradicardia).
  • Agonistas alfa-adrenérgicos: brimonidina. Reducen la producción de humor acuoso inicialmente para luego facilitar su drenaje. Presentan efectos adversos locales y sistémicos.
  • Inhibidores de la anhidrasa carbónica: dorzolamida, brimonidina, acetazolamida (oral). Reducen la producción de humor acuoso.
  • Agonistas colinérgicos: pilocarpina. Crea una contracción de la pupila para facilitar el drenaje de humor acuoso. Complica la visión por la fijación de la pupila y por empeorar la miopía.

El oftalmólogo decidirá cuál o cuáles de estos medicamentos receta al paciente en función del tipo de glaucoma, de la respuesta que presenta, y del perfil de tolerancia, pero las más usadas suelen ser las tres primeras familias. Además de medicamentos, existen cirugías que permiten mejorar el drenaje del ojo. Y si hablamos de glaucoma secundario, es fundamental tratar la patología de base.

¿Cómo se aplican correctamente los colirios para el glaucoma?

Aunque parezca mentira, una o dos gotitas en el ojo pueden causar síntomas a nivel del cuerpo entero. Por ejemplo, los betabloqueantes están contraindicados para personas con EPOC o asma porque pueden causarles un cuadro de dificultad respiratoria. Para evitar este y otros efectos adversos es importante que, luego de aplicar la gotita, aprietes la comisura interna del ojo durante un minuto para evitar el drenaje de la gota al resto del cuerpo.

¿Se puede prevenir el glaucoma?

El glaucoma tiene un componente genético importante y los factores de riesgo no son modificables, pero se pueden hacer revisiones periódicas para evitar que el glaucoma avance en silencio. Detectarlo a tiempo permite instaurar tratamientos que evitan la evolución a ceguera. Los factores de riesgo para el glaucoma son:

  • Edad avanzada.
  • Raza (más casos entre asiáticos y raza negra).
  • Tener familiares diagnosticados con glaucoma.
  • Ser miope.
  • Ser diabético.
  • Utilizar corticoides a lo largo de mucho tiempo.

Si tienes alguno de estos factores de riesgo no dudes en hablar con tu oftalmólogo, que sabrá decirte cómo debes hacer para prevenir el desarrollo de glaucoma.

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