La EPOC es una enfermedad pulmonar. Sus siglas significan Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, y el nombre de por sí marca dos características de la enfermedad:
Es una enfermedad que empieza poco a poco, y entre los primeros síntomas está la tos con expectoración (“tos con moco”). Para cuando se diagnostica EPOC el daño pulmonar ya está hecho; no se puede revertir, pero con la medicación y medidas higiénicas adecuadas es posible tener una buena calidad de vida.
Hay dos factores principales asociados a la aparición de EPOC:
El 80-90% de los pacientes de EPOC han sido o son fumadores, y se calcula que cerca de un 15-30% de todos los fumadores desarrollarán EPOC a lo largo de su vida. Pero existen otros tóxicos también, como los productos de combustión de biomasa que aún se utiliza en hogares de países en desarrollo, o productos a los que se ven expuestos algunos trabajadores (cadmio, polvo mineral, polvo de algodón, etc.).
Los factores genéticos se refieren sobre todo al déficit de una enzima llamada alfa1-antitripsina. Una de las funciones de la alfa1-antitripsina es proteger al pulmón de la destrucción pulmonar causada por un exceso de proteasa, es decir, por un exceso de una enzima producida por los glóbulos blancos en procesos inflamatorios. La falta de alfa1-antitripsina desprotege al pulmón, favoreciendo la aparición de EPOC en no fumadores y empeorando el pronóstico de la EPOC de los fumadores.
Recordemos dos puntos claves del pulmón normal:
La irritación continuada con productos como el humo de tabaco genera una secreción de moco sostenida en el tiempo. Este moco dificulta el pasaje de aire, haciendo que la respiración no resulte en una buena oxigenación. Y como la eliminación del moco es a través de la tos, la continua producción de moco causa la continua tos de la EPOC. Los tóxicos, además, afectan al propio tejido, destruyendo los alvéolos y dejando un pulmón con menos alvéolos y menor capacidad de trabajo. Los nombres clínicos de estas dos situaciones son bronquitis crónica y enfisema respectivamente.
El primer síntoma suele ser la tos con moco que pasa sobre todo a la mañana y no se va tomando los típicos expectorantes. Pero también hay otros síntomas:
Los síntomas respiratorios son los que suelen llevar al paciente al médico: es típico probar varios medicamentos de venta libre que no funcionan antes de solicitar la consulta. El diagnóstico puede requerir analíticas de laboratorio, pulsioximetrías (medidas de la oxigenación de la sangre), imágenes del tórax (radiografías o tomografías) y pruebas de función pulmonar en las que se miden la fuerza y el volumen de aire con los que trabajan los pulmones. Dependiendo de los síntomas y de la historia clínica se pueden pedir más o menos estudios para confirmar el diagnóstico de EPOC, como un ecocardiograma, pruebas de tolerancia a la actividad física o un electrocardiograma.
La EPOC es, además, una enfermedad que cursa con “exacerbaciones”, es decir, con momentos en los que los síntomas empeoran. Durante una exacerbación puede haber:
Algunas exacerbaciones pasarán con antibióticos o tratamiento sintomático, mientras que otras pueden requerir ajustes de la medicación crónica o incluso hospitalización. La hospitalización suele estar relacionada con una mala oxigenación, fiebre alta o con un mal estado general del paciente. La contaminación ambiental de las ciudades es un problema para la aparición de exacerbaciones, ya que ambientes más contaminados se relacionan con más exacerbaciones al año y con síntomas más intensos.
Los cambios en el pulmón con EPOC alteran las defensas del pulmón:
Todo esto hace que los pacientes con EPOC sean más sensibles a infecciones. Las bacterias y los virus pueden causar, además de las propias infecciones, exacerbaciones de los síntomas de EPOC que dificultan el cuadro general del paciente. Rinovirus, coronavirus, virus de la gripe, estreptococos… todos pueden empeorar el cuadro del paciente, impidiendo una correcta recuperación. Por ejemplo, la Covid-19 causa en pacientes que iniciaron la enfermedad con un pulmón sano una mala oxigenación que requiere ventilación asistida; en el caso de los pacientes con EPOC la mala oxigenación puede ser aún más difícil de paliar.
El tratamiento de la EPOC se ajusta a las necesidades del paciente, por eso se ven varios tratamientos para una misma enfermedad. Básicamente se recurre a los siguientes medicamentos:
Medidas anexas al uso de medicación pueden incluir la oxigenoterapia, es decir, hacer llegar oxígeno al pulmón desde un tanque a través de una cánula nasal. En los casos graves puede recurrirse a cirugía o incluso trasplante pulmonar.
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