La Dra. Carmen Sastre es licenciada en medicina y cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona-UAB (1982); Máster en Psiquiatría y psicología médica (1990); Diplomada en Gestión Hospitalaria por ESADE Business School (1992); y Especialista en Dermatología y Cirugía por la UAB (2002). Miembro académico de la Academia de Dermatología y Venereología (AEDV) desde el año 2009, forma parte del cuadro facultativo de Al·lergo Centre (www.alergo.cat), el primer centro de Cataluña de atención por alergias de todo tipo, incluidas las dermatológicas, desde hace 20 años. Además, presta servicios dermatológicos a diversas entidades aseguradoras y también en el ámbito privado.
La exposición continuada reduce la efectividad del sistema inmunológico de la piel. Los rayos UVA y UVB causan envejecimiento prematuro, arrugas y pérdida de elasticidad. Las exposiciones prolongadas pueden provocar quemaduras solares y, en el peor de los casos, cáncer de piel y lesiones que pueden originar mutaciones de ADN. Además de daños en la piel, el sol puede causar también daños oculares.
Evitar la exposición solar en las horas centrales del día (10h a 16h). Usar gorros, camisa y gafas de sol homologadas. Beber suficiente líquido y, si es posible, realizar las actividades del aire libre preferentemente a la sombra. Por otra parte, usar filtros solares de amplio espectro (UVA+UVB) con factor de protección igual o superior a 30, repitiendo la aplicación cada dos horas o después de nadar, sudar o hacer ejercicio. Nunca utilizar los fotoprotectores para prolongar la exposición solar. Además,se deben usar protectores labiales para evitar quemaduras, deshidratación y sequedad, y cremas after-sun para hidratar la piel tras la exposición solar. Finalmente, es aconsejable complementar la acción de los fotopro[1]tectores con administración de nutricosméticos vía oral, que contienen vitaminas C, E, D, antioxidantes y carotenos.
En días muy nublados, la emisión de los rayos UV puede llegar a reducirse hasta un 50%, pero durante todo el año e indistintamente de las condiciones ambientales, nos llegan radiaciones UVA y UVB en mayor o menor medida y es aconsejable usar fotoprotección.
Primero tomar una ducha con agua templada. Después enfriar la zona con paños mojados en agua fría. Tercero, aplicar crema hidratante en abundancia con vitamina E, aloe vera y centella asiática para aliviar el dolor. Si se forman ampollas, aplicar una gasa para evitar infecciones. Evitar anestésicos locales que contengan lidocaína o benzocaína o vaselina. En casos más severos corticoides tópicos como hidrocortisona.
Las lesiones pigmentadas son acúmulos de melanina, cuya aparición se asocian a exposición solar prolongada y al envejecimiento. Los distintos tipos son lentigos solares o seniles y melasma. Los lentigos solares o seniles son una hiperpigmentación localizada en la piel que aparece en cualquier zona del cuerpo y, a diferencia de las pecas, no cambian de color con la exposición solar. Aparecen en cara, escote y manos y están relacionadas con el tiempo de exposición al sol. Suelen aparecer después de los 40 años.
El melasma son manchas de color marrón claro o intenso que aparecen en mujeres y que se producen durante el embarazo (cloasma) y si se toman anticonceptivos. Se localizan en frente, cara y mejillas. El tratamiento es complejo y requiriere técnicas combinadas.
Hablamos del uso cremas y peelings despigmentantes que estimulen la renovación celular tales como AHA (ácido glicólico y retinol). La luz pulsada, láser Q Switched o Erbio-Yag son el mejor tratamiento para las manchas tipo lentigo. Los melasmas en los cuales la pigmentación se sitúa a nivel de dermis son susceptibles de mejorar con laser ablativo tipo Fraxel.
Usando fotoprotección adecuada incluso en días nublados y evitando exponerse al sol en horas de máxima radiación ultravioleta. Considerando las posibles interacciones de ciertas medicaciones con la luz solar. No usando colonias durante exposición solar por riesgo de hiperpigmentación cutánea tras su aplicación a causa del extracto de bergamota o almizcle.
El grado de exposición a la luz ultravioleta que una persona recibe depende de la intensidad de los rayos, del tiempo que la piel ha estado expuesta y de si esta ha estado protegida adecuadamente. Hay que extremar las medidas de protección, especialmente en niños. Se aconseja no usar cabinas de bronceado (UVA). También conocer los posibles fármacos fotosensibilizantes que pueden exacerbar los efectos de la radiación y los factores genéticos o patológicos que pueden condicionar una mayor susceptibilidad a la misma.
Las cremas que se dispensan en grandes superficies requieren que la información de los envases sea clara y fiable. En caso de duda, es preferible acudir a nuestro dermatólogo.
¿Cómo puede ayudarnos el farmacéutico?
El filtro solar es un traje a medida, el farmacéutico nos ayudará a escoger un factor de protección solar acorde a nuestro tipo de piel o fototipo, que de[1]termina la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar. El fototipo marca la intensidad del protector y el tipo de filtro: físico (dispersa la luz), químico (absorbe la luz UV) o biológico (repara ADN dañado).
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