El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) o más bien, los virus de la inmunodeficiencia humana, fueron relacionados con el SIDA o Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida en el año 1983. Durante mucho tiempo se pensó que la progresión de ser VIH positivo a tener SIDA era algo inevitable, pero hoy sabemos que la detección temprana y el tratamiento adecuado permite llevar una vida libre de SIDA. 

Te explicamos en este artículo la diferencia entre ambos términos, por qué es importante la detección temprana y qué tipos de tratamientos hay disponibles frente a una exposición al virus del VIH.

¿Qué es el VIH?

El VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Es un retrovirus, es decir, codifica su información genética en forma de ARN y necesita una enzima especial, una transcriptasa reversa, para generar ADN y poder utilizar nuestra maquinaria celular para sintetizar sus propias proteínas. Se conocen dos tipos de VIH: VIH-1 y VIH-2, y a su vez cada tipo tiene varios “subgrupos”. La sensibilidad frente a la medicación de cada tipo puede variar, de ahí que haya personas con VIH que utilizan diferente medicación.

Las personas infectadas con VIH pueden no saber que lo están porque, al inicio, la infección no presenta síntomas. Pero a medida que pasa el tiempo el sistema inmune de la persona infectada se va resintiendo: específicamente baja la cantidad de linfocitos T de tipo CD-4, células encargadas de la defensa del organismo .Al bajar las defensas aparecen “enfermedades oportunistas” como ciertas neumonías, herpes zoster, fiebre sin causa aparente, candidemia (infección por hongos Candida que llega a la sangre) e incluso se desarrollan cánceres que el sistema inmune normalmente mantendría a raya.

¿Cuánto tarda la progresión de VIH a SIDA?

Depende del paciente. Los casos considerados rápidos demoran entre 1-5 años en desarrollar la enfermedad, pero la media está alrededor de los 10 años en desarrollar la enfermedad. Algunas personas tardan más tiempo que eso, pero solamente son el 5-10% de los casos.

¿Por qué es importante entender la diferencia entre una infección con VIH y llegar a la etapa de SIDA? Porque una infección con VIH, tratada a tiempo, se transforma en una condición crónica que no progresa a SIDA y que permite tener una vida larga y saludable. En cambio, desarrollar SIDA es una situación mucho más complicada, que lleva a la muerte por una confluencia de enfermedades que no atacarían a una persona con un sistema inmune más fuerte.

¿Cómo se transmite el VIH?

Se transmite cuando un fluido corporal con carga viral ingresa al cuerpo y a las células de una persona no infectada. Se han identificado las siguientes maneras:

  • Relaciones sexuales sin protección. Pueden ser vaginales, anales u orales. Hoy en día es la mayor fuente de nuevas infecciones por VIH.
  • Compartir jeringas intravenosas. Normalmente es una vía asociada al uso de drogas intravenosas, ya que en los ambientes sanitarios las jeringas, agujas y otros objetos que entran en contacto con mucosas y fluidos corporales son desechables o esterilizables.
  • Transfusiones de sangre. Gracias a la tecnología y a los protocolos de los bancos de sangre, esta vía es excepcional.
  • Vía materno-infantil. Un bebé puede contagiarse de VIH por contacto con el virus que porta la madre durante el embarazo, el parto o la lactancia.
  • Accidentes laborales. Por ejemplo, pincharse con una jeringa utilizada para sacarle sangre a un paciente VIH positivo.

Si tienes alguna duda sobre tu nivel de exposición al VIH puedes consultar en tu farmacia de confianza, ya que los farmacéuticos son profesionales muy formados que pueden ayudarte a reducir tu exposición al VIH.

¿Cómo se previene el contagio de VIH?

A día de hoy, la medida más efectiva sigue siendo evitar el contacto con el virus. Algunas de las medidas que evitan el contacto con el virus son:

  • Uso de barreras, como el preservativo o los guantes de látex.
  • Evitar compartir elementos que entran en contacto con la sangre, como las jeringuillas.
  • La monogamia entre personas VIH-negativas.
  • La abstinencia sexual.

No entraremos en discusiones sobre la efectividad y practicabilidad de las diferentes medidas: basta saber que existen y que existen muchas fuentes fiables (incluyendo tu farmacia de confianza) para informarse al respecto. Esta vez queremos hacer hincapié en la prevención secundaria: ¿qué hacer si, por algún motivo, tuvimos o tendremos actividades en las que hay riesgo de contagio del VIH? En estos casos contamos con dos programas claves: la profilaxis pre-exposición y la profilaxis post-exposición.

¿Qué es la Profilaxis Pre-Exposición al VIH?

La Profilaxis Pre-Exposición (PrPE) es una actuación dirigida a personas no infectadas por el VIH expuestas a un alto riesgo de contagio por vía sexual. Se llama Pre-exposición porque el tratamiento se hace regularmente, previendo que habrá relaciones sexuales con riesgo de exposición al virus del VIH.

El programa consiste en una entrevista inicial, la realización de algunas analíticas y, si corresponde, la toma diaria de un comprimido que combina dos antiretrovirales: Emtricitabina y Tenofovir, dos inhibidores de la enzima transcriptasa reversa que mencionamos anteriormente. También se ejerce un seguimiento de la salud del paciente y un acompañamiento para ayudar a implementar actuaciones que disminuyan las prácticas de riesgo.

¿Qué es la Profilaxis Post-Exposición al VIH?

Cuando hubo una exposición al contagio de VIH en un paciente no incluido en el programa PrEP, entonces se puede recurrir a la profilaxis post-exposición (PEP). Este tratamiento está disponible en las urgencias hospitalarias solamente. El médico y el paciente valoran la necesidad de la PEP en función de varios factores:

  • Riesgo al que estuvo expuesto. Por ejemplo, la probabilidad de contagio es mucho mayor en el caso de sexo anal receptivo sin preservativo con un varón VIH positivo que el sexo oral con preservativo con un varón cuya condición serológica es desconocida.
  • Contraindicaciones y efectos adversos de los fármacos.
  • Posibilidad real de seguimiento del tratamiento.

La PEP debe comenzarse antes de las 6 horas del incidente si es posible (lo ideal es antes de las 2 horas) y siempre antes de las 72 horas. Normalmente se utiliza el mismo medicamento que en el caso de la profilaxis pre-exposición junto a un tercer fármaco, pero si el paciente tiene problemas renales o se sabe de un caso resistente a los medicamentos usuales el médico recomienda otros fármacos. La toma de fármacos de la PEP se extiende durante 28 días. La PEP también establece analíticas y entrevistas de seguimiento a lo largo de 24 semanas, ya que también se vigila si se produjo un embarazo o el contagio de otras enfermedades de transmisión sexual como la sífilis, la hepatitis B o la hepatitis C.

Cuidado: este tratamiento no sustituye a las actividades de prevención, es decir, no por existir este tratamiento un médico puede dejar de usar guantes de látex ni una persona debe dejar de utilizar preservativo en sus relaciones sexuales. ¿Por qué? Porque la PEP no es tan efectiva como la prevención: reduce mucho los casos, pero aún con esta profilaxis puede producirse un contagio.

¿Y si ya estuve expuesto?

No lo dudes ¡hazte la prueba! “Saber es poder”, en cambio la duda genera ansiedad y afecta la forma en que disfrutamos las relaciones sexuales. Sabiendo que eres negativo puedes tomar las medidas para seguir siéndolo, y sabiendo que eres positivo puedes tomar las medidas adecuadas para mantener su salud y vivir una vida larga y plena. Además, con el tratamiento adecuado la carga viral baja muchísimo, pudiendo llegar casi a ser indetectable, con lo que ayudas a mantener la salud de tus parejas sexuales.

Considera hacerte una prueba si:

  • Has mantenido relaciones sexuales sin protección con una persona de la que desconoces su estado de salud o con una persona VIH positiva.
  • Has sufrido recientemente una infección de transmisión sexual, como la sífilis o la gonorrea.
  • Si has compartido jeringas.
  • Si estás preocupado por cualquier otro motivo y quieres “solucionar el tema”.

Muchas farmacias colaboran con la lucha contra el SIDA realizando pruebas que te dan el resultado en 20 minutos. La mayoría de los servicios requieren cita previa, tienen diferentes costes y diferentes tiempos de espera, pero alguno seguro que se acomoda a tus necesidades.

Finalmente, recuerda preguntar a la institución que te hace la prueba cuánto tiempo tiene que pasar entre el contacto de riesgo y el día que te haces la prueba del VIH. Existe un tiempo llamado período de ventana, diferente para los diferentes tipos de prueba, que es conveniente dejar pasar para que el resultado de la prueba sea fiable y no haya falsos negativos.

Hoy en día la mayoría de los test rápidos tienen un período de ventana de alrededor de los dos meses. Los tests que requieren extracción de sangre pueden acortar ese período, pero como cada marca es diferente, es importante hablar con la institución para establecer el mejor día para realizar la prueba o para plantearse la necesidad de una repetición. 

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