El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual y se trata de la enfermedad de transmisión sexual ulcerosa más frecuente en el mundo: la OMS calcula que cerca del 13% de la población mundial menor de 50 años está infectada por el VHS-2.
Esta suele estar causada por el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2) aunque también se conocen algunos casos causados por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1). Se manifiesta con unas ampollas muy características que molestan, pican o duelen y que suelen aparecer y desaparecer de forma cíclica. A continuación hablaremos sobre los síntomas, el tratamiento, el autocuidado y la prevención del contagio del herpes genital.
El herpes genital es una infección causada por virus de la familia herpesvirus. Durante mucho tiempo se observó que el herpes genital estaba causado por el virus del herpes 2 (VHS-2) y el herpes oral estaba causado por el VHS-1. Debido al aumento de la práctica del sexo oral se ha visto que los casos de herpes genital con VHS-1 están en aumento.
Estos virus entran en las células y utilizan la maquinaria celular para crear nuevas copias del virus. Hay infecciones que son asintomáticas (se calcula que hasta un tercio del total) pero en el resto de casos, pueden tener los siguientes síntomas:
Las ampollas y úlceras son la forma que tiene el virus para liberar nuevas copias al exterior, de ahí que el líquido de las ampollas sea muy infectivo. Luego de la primera infección activa, las heridas cicatrizan y el virus migra a través de las terminaciones nerviosas hasta llegar a los ganglios genitales, donde se enquista y se protege del sistema inmune de la persona.
Se genera un equilibrio entre el virus y el sistema inmune que permite que el virus viva latente sin causar síntomas hasta que el estrés, factores ambientales o cualquier cosa que baje las defensas del paciente permitan una reactivación de la infección. En ese momento, es cuando el virus vuelve a viajar a través de los nervios hacia la piel, donde vuelve a reproducirse y causar una infección activa: a esto se le llama un “brote” o “reactivación” de la enfermedad. Será el sistema inmune del paciente el que determine si la infección cursa con síntomas o es asintomática.
Sí. El contacto con el líquido de las ampollas es lo que permite la expansión del virus de persona a persona. La infección comienza entre 2 a 15 días luego del contacto, pero muchas veces es asintomática y la persona no sabe que está infectada hasta que hay una reinfección. El preservativo o el cuadrante de látex pueden disminuir el riesgo de transmisión pero no al 100%: las zonas infectivas pueden estar por fuera del área cubierta con el látex, permitiendo el contagio. Es por esto que se recomienda abstinencia sexual durante los brotes que cursan sin dolor.
El virus es muy inestable en condiciones ambientales y sobrevive poco tiempo en superficies húmedas, con lo que el contagio por vías diferentes a la sexual cuando hay buena higiene es casi nulo. Fuera de esta vía, las otras dos formas de contagio probadas son la intrauterina (bebé que se contagia estando aún en el útero materno) y la perinatal (bebé que se contagia en el momento del parto).
Aún no existen vacunas contra el herpes genital, pero están siendo investigadas.
Si tienes síntomas compatibles con un brote de herpes genital, es importante ir al médico para que te revisen y tengas un diagnóstico correcto. Aunque los síntomas son muy típicos, hay otras enfermedades que se manifiestan con úlceras y/o ampollas en la región genital, y es el médico el profesional cualificado para realizar el diagnóstico y prescribir el tratamiento adecuado. El tratamiento suele consistir en:
En tu farmacia de confianza pueden ayudarte a paliar los síntomas y a utilizar adecuadamente la medicación, además de recomendarte medidas higiénico-dietéticas que ayudan a pasar mejor los días hasta la curación.
Otros cuidados recomendados además de la medicación suelen ser:
Y sobre todo evita el rascado, ya que el rascado empeora las lesiones. Si tienes mucho picor puedes aplicar compresas frescas en la zona genital (no heladas, pero sí frías o frescas) así como recurrir a ropa interior de algodón holgada.
Es importante hablar con el médico cada vez que hay un caso nuevo de herpes genital. En la farmacia podemos ayudar con los síntomas iniciales y con medidas de autocuidado para reducir las molestias, pero es fundamental que el médico intervenga para recetar el medicamento más adecuado y en la dosis más adecuada. Es muy importante hablar con el médico en los siguientes casos:
Puedes consultar otras enfermedades de transmisión sexual en otra entrada de nuestro blog. Y recuerda que, si tienes dudas en tu tratamiento o prevención de contagio, tu farmacia de confianza puede ayudarte a resolverlas.
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