Un piercing es una perforación que se hace en alguna parte del cuerpo humano para insertar alguna forma de joyería o adorno. Al estar en contacto la piel herida y el tejido subcutáneo con materiales artificiales es importante tomar una serie de cuidados para que la cicatrización sea correcta y no haya problemas. No te pierdas este artículo para saber cómo curar un piercing.
¿Cómo curar un piercing nuevo?
Las siguientes medidas y curas son válidas para la mayoría de los piercings:
- Lávate las manos antes de realizar una cura. Tocar el piercing con manos sucias favorece la aparición de infecciones.
- Limpia y desinfecta la herida. Puedes utilizar agua y jabón (neutro y sin perfume), solución salina estéril (son muy útiles las monodosis) o el desinfectante que te indique el profesional que te ha realizado el piercing. Este paso debe realizarse una o dos veces al día.
- Si quieres secar la zona, evita las toallas de tela, ya que pueden albergar microorganismos que actúan como fuente de infección del piercing. Es mejor utilizar una gasa estéril o, a muy malas, un pañuelo de papel descartable. Mejor secar “a toques” que frotando.
- Revisa la zona del piercing. Una cierta rojez, algo de inflamación o de exudación de líquido es normal, pero debes notar que mejoran y disminuyen a medida que pasan los días. Si la zona del piercing enrojece más de un día para otro, se inflama más, o el líquido que exuda no es claro y transparente, consulta con un profesional de la salud. Esto incluye a tu farmacia de confianza, ya que los farmacéuticos estamos cualificados para saber si un piercing está infectado o no. En tu farmacia también sabrán recomendarte si es necesario hacer algún cambio en la rutina de cuidados o si debes ver a un médico.
Esta lista es una lista “general”, útil para la mayoría de los piercings. Pero algunos piercings pueden tener características que impliquen un los cuidados necesarios respecto a los que están en nuestra lista. Por ejemplo, los piercings en la lengua se cuidan con colutorios antibacterianos, no con agua y jabón, y tampoco intentaremos secarlos luego de la higiene. Si leyendo esta lista te surge alguna duda, puedes consultar al profesional que te hizo el piercing o a tu farmacia de confianza.
Algunos errores frecuentes al manipular un piercing nuevo…
Entre los errores más frecuentes a la hora de cuidar un piercing recién hecho encontramos:
- Ser inconstante con las curas. Es importante hacerlas todos los días; las curas irregulares se asocian a infecciones y peor cicatrización de la herida.
- Cambiar muy pronto el piercing. Los piercings que se utilizan durante los primeros días son piercings hechos con materiales hipoalergénicos, diseñados para estar en contacto con un tejido en pleno proceso de cicatrización. Es importante mantenerlos en su lugar hasta que llegue el momento de cambiarlos: el profesional que te hizo el piercing te indicará cuánto tiempo debes dejártelo. Cambiarlos muy pronto se asocia con la aparición de alergias, con infecciones e incluso con el cierre del piercing.
- Quitar el piercing antes de tiempo. El piercing debe quedarse en su sitio continuamente hasta que haya cicatrizado la herida. Quitarlo puede significar una reinserción dolorosa o un cierre de la perforación.
- Bañarse en la playa, ríos, lagos o piscinas con el piercing nuevo. Si deseas ir a alguno de estos sitios con un piercing nuevo, evita que el piercing entre en contacto con el agua, ya que los gérmenes del agua pueden causar una infección. Recuerda que el piercing es una herida que aún no ha cerrado, de ahí que sea importante evitar su contacto con fuentes de infección. Lo más recomendable es no hacer baños de inmersión, pero si vas a hacerlos sí o sí, puedes preguntar en tu farmacia de confianza por la posibilidad de proteger la zona con apósitos impermeables.
- Aplicar cremas, perfumes o cosméticos sobre la zona perforada y no cicatrizada. Tus productos de belleza pueden ser perfectamente aptos para una piel sana, pero una piel recién perforada es harina de otro costal. Para evitar inflamación, irritación o picores, es mejor evitar estos productos hasta que el piercing cicatrice.
Y sobre todo, nunca hagas las curas con las manos sucias. Tocar la zona con las manos sucias facilita la entrada de gérmenes y la generación de infecciones. Un piercing infectado puede requerir más días de cuidado y, en los casos más severos, la retirada del piercing y el uso de antibióticos por vía oral. Para evitar este problema, el simple acto de lavarse las manos antes de tocar el piercing suele ser suficiente. SI te ha gustado el artículo Cómo curar un piercing, en nuestro blog encontrarás más artículos de Salud.