“Analgesia” y “anestesia” son dos términos relacionados con el control del dolor, pero se producen a través de diferentes mecanismos, con diferentes medicamentos, y distintos objetivos.
¿Qué es la analgesia?
La analgesia es, literalmente, la falta de dolor frente a un estímulo que normalmente sería doloroso. Hay varios tipos de medicamentos analgésicos, y sin entrar en clasificaciones detalladas podríamos hablar de dos grandes grupos:
- Los analgésicos no opioides. En este grupo se incluyen:
- El paracetamol.
- Los analgésicos de la familia del ibuprofeno (AINEs): ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno, etc.
- Los coxibs: tienen un diferente perfil que los AINEs, y sólo se utilizan con receta médica.
- Los analgésicos opioides.
- Son analgésicos más potentes y requieren receta médica para su dispensación.
- Dentro de esta familia encontramos el tramadol, el fentanilo y la morfina.
Estos medicamentos calman el dolor sin hacer perder la sensibilidad en la parte adolorida. Por ejemplo, cuando aplicas Cinfadol® en un dolor de espalda notas alivio del dolor, pero no se te duerme la zona en la que has aplicado el gel. La idea al utilizar un analgésico es que desaparezca el dolor completamente o en parte, sin “dormir” la zona adolorida ni perder la conciencia, y puedas hacer tu vida lo más normalmente posible.
¿Qué es la anestesia?
La anestesia, en cambio, es la pérdida de sensibilidad total al dolor en una zona, con o sin pérdida de consciencia. Es decir, “dormir” una zona corporal, sedando o no al paciente al mismo tiempo. No entraremos en la farmacología de la anestesia porque no es sencilla, pero básicamente hay tres tipos de anestesia:
- Anestesia general: se utiliza para procedimientos que serían insoportablemente dolorosos sin ella. La combinación de medicamentos utilizados deja al paciente inconsciente, controla su dolor y le paraliza los músculos, por lo que se utilizan máquinas para ayudar a respirar mientras dura la acción de los anestésicos.
- Anestesia regional: se bloquea la sensibilidad en partes del cuerpo en las que se va a intervenir o aparece dolor. La anestesia epidural es un buen ejemplo de anestesia regional.
- Anestesia local: se “duerme” una zona pequeña del cuerpo para poder trabajar sobre ella. La extracción de muelas, o trabajar sobre una herida, puede hacerse con anestesia local.
Los anestésicos hacen que pierdas la sensibilidad al dolor completamente, aunque puede que sientas algo de presión y contacto en la zona. Esa pérdida de sensibilidad permitirá que el médico trabaje cómodamente durante el tiempo que dure la anestesia, ya que la respuesta emocional causada por el dolor que podría dificultar el trabajo del médico no estará presente. Cuando se utiliza anestesia general se corta el estímulo físico y la inconsciencia evita el estímulo emocional: ¿te imaginas qué efecto puede causarte ver al médico meter la mano en tu interior, aún sin sentir dolor?
Ejemplos en la farmacia
Los anestésicos que trabajamos en la oficina de farmacia son los anestésicos locales, muy utilizados para parar el dolor cuando los analgésicos no son adecuados o no son suficientes. Por ejemplo:
- El Dentispray® es un anestésico para dolor dental que puede combinarse con los AINEs hasta que el dentista cure la causa del dolor. Sirve para combatir un dolor repentino y de corta duración. Por ejemplo, si el dentista te prescribió ibuprofeno para el dolor de muelas y de repente un líquido frío te causa dolor, otro ibuprofeno no servirá; el “rescate” lo dará el anestésico.
- La crema Emla® es un anestésico local para la piel. Tiene varios usos, entre ellos, antes de la extracción de una verruga para que el dermatólogo trabaje sin que te duela. Los analgésicos no logran parar el estímulo doloroso que causa el procedimiento, por lo que se anestesia la zona para trabajar bien.
- Los caramelos Bucomax® Lidocaína anestesian ligeramente la garganta para no sentir dolor, sobre todo en esa parte adolorida que los AINEs por vía oral no logran calmar.
Lorena Crosa es licenciada en Química y Farmacia en la Universidad de la República (2000 – 2004). Se ha formado como profesora técnica de Química en el Instituto Normal de Educación Técnica (2004-2005). Cuenta con estudios de postgrado en Ciencias en la Universidad Camilo José Cela (2009) y posteriormente ha realizado un segundo grado de carrera de Farmacia en la Universidad de Barcelona (2010 – 2013).
Su experiencia laboral se ha centrado en el campo de la ciencia, dentro de hospitales como científica de laboratorios clínicos (2005 – 2007), así como docente de educación química en distintas universidades como el CEPRODIH y la Universidad de la República.
Tras licenciarse en su segunda carrera de Farmacia, centró su experiencia en las oficinas de farmacia, además de trabajar como consultora técnica en empresas de la industria farmacéutica.
En Farmacias Ecoceutics, Lorena Crosa ha sido un miembro activo y de gran valor desde 2018 hasta la actualidad, siendo la responsable de contenidos de la empresa haciendo uso de su expertise.