La enfermedad de Alzheimer es una forma de demencia, es decir, es una enfermedad asociada con la pérdida de funciones cerebrales que afecta la memoria, las habilidades cognitivas y otras habilidades del cerebro como el comportamiento. No es la única forma de demencia que puede afectar al cerebro pero es una de las más renombradas. En este artículo te contamos qué es la enfermedad de Alzheimer, cómo progresa, qué medicamentos existen para tratarla y qué tratamientos nuevos podemos esperar en los próximos años.
¿Qué es exactamente la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es una forma de demencia que suele aparecer en personas mayores de 60 años. La frecuencia aumenta a medida que aumenta la edad de los pacientes… pero también se ve en gente joven, pues 1 de cada 20 casos se produce en gente menor de 45 años (Alzheimer de inicio precoz).
La enfermedad de Alzheimer pasa por varios estadíos:
- Al inicio solamente hay un deterioro cognitivo leve: no encontrar la palabra correcta, pequeños olvidos, cambios en el razonamiento lógico… de hecho, en las personas jóvenes suele confundirse con estrés y en los mayores suele pasar desapercibido como cambios debidos a que la persona “se ha hecho mayor”.
- A continuación aparece el Alzheimer leve. A medida que la enfermedad evoluciona los olvidos son mayores y más notorios. También aparecen problemas para gestionar el día a día. Olvidar pagar cuentas, perderse al salir de casa, perder objetos valiosos y sufrir algunos cambios de carácter (más irritabilidad, más retraimiento) son propios de esta etapa. La mayoría de los diagnósticos ocurren en este período de la enfermedad.
- El Alzheimer moderado aparece a medida que la enfermedad afecta áreas del cerebro encargadas del control del lenguaje, del razonamiento o de la detección de sonidos y olores. Gestionar el día a día es más complicado ya que los olvidos son notorios, llegando incluso a tener problemas para identificar a familiares y amigos. También hay problemas para gestionar el sueño, cambiando los patrones de actividad día/noche. Aprender cosas nuevas es casi inviable. Puede que aparezcan alucinaciones, paranoia, cambios en el carácter más notorios y comportamiento impulsivo.
- El Alzheimer severo es la etapa final, en la que una persona depende por completo de los demás para seguir viva. El daño al cerebro llega a zonas relacionadas con las actividades vitales básicas. Son personas que no pueden comunicarse, que necesitan ayuda para la higiene y muchas veces no salen de la cama porque pierden la capacidad de caminar y de sentarse. Tampoco pueden alimentarse solos, pues pierden habilidades motoras o la habilidad de masticar y de tragar correctamente. Cortar un trozo de comida, masticarlo y tragarlo puede ser tarea imposible para algunos pacientes.
La enfermedad de Alzheimer eventualmente puede causar la muerte del paciente debido a la facilidad con la que aparecen otros problemas de salud durante la última etapa de la enfermedad:
- Al perder la capacidad de controlar esfínteres el paciente necesita pañales. Eso facilita la aparición de infecciones de orina y de lesiones en la piel.
- Al no poder tragar correctamente es fácil que la comida se vaya por el sitio equivocado y aparezca una neumonía.
- Son pacientes que comen menos, con lo que se desnutren y se deshidratan.
- No pueden protegerse de lesiones si se caen, debido a la pérdida de reflejos.
- El riesgo de úlceras por presión es alto cuando el paciente no se baja de la cama ni se mueve por su propia voluntad.
Y como pierden la capacidad de comunicarse correctamente es difícil saber si tienen un dolor o un problema de salud, con lo que muchos diagnósticos se retrasan. Se calcula que entre el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer y el fallecimiento del paciente pueden pasar 10 años aproximadamente.
¿Por qué aparece la enfermedad de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es una forma de demencia cuya causa es aún desconocida. Se sabe que el cerebro afectado por Alzheimer presenta varios cambios respecto a un cerebro sano:
- Aparece placas de una proteína, la proteína beta amiloidea, depositadas entre las neuronas. Normalmente la proteína beta amiloidea es una proteína clave para el funcionamiento del cerebro y la formación de memoria, pero en exceso interrumpe el proceso cerebral normal.
- Aparecen ovillos de otra proteína, la proteína tau. La proteína tau es una proteína fibrilar (“con forma de fibra”) que es fundamental para mantener la estructura neuronal. Pero ciertos cambios en la proteína tau llevan a que se aglomeren en ovillos en el interior de las neuronas y, como los ovillos no se disuelven en el medio acuoso celular, precipitan y se vuelven sólidos. La consecuencia de estos cambios es la alteración de la forma y funcionamiento normales de la red neuronal.
- Las conexiones neuronales se “hacen mal” debido a cambios en la gestión de los neurotransmisores (moléculas químicas que van de una neurona a otra) y a cambios en los receptores de membrana (otras moléculas en la membrana de la neurona que interactúa con los neurotransmisores). Esto también lleva a la pérdida de las capacidades cerebrales.
- Las conexiones entre las neuronas se pierden, con lo que las redes neuronales ya no pueden cambiar y generar aprendizaje.
No se sabe cómo comienza todo el proceso de formación de placas y ovillos, pero sí se sabe que estos cambios aparecen antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad: es el llamado Alzheimer pre-clínico. A medida que estos cambios avanzan por las diferentes zonas cerebrales el cerebro pierde materia y se empequeñece, de ahí que se pierdan progresivamente memoria, habilidades sociales y/o capacidad de control muscular.
¿Puede prevenirse la enfermedad de Alzheimer?
Hoy en día no conocemos exactamente cómo surge la enfermedad de Alzheimer, por lo que es difícil prevenirla. Sabemos que hay genes que influyen en su aparición, cosa que no podemos cambiar. Pero también sabemos que hay cosas que parecen evitar su aparición o al menos ralentizar su desarrollo. Entre ellas encontramos:
- Disminuir el riesgo cardiovascular. Por un mecanismo aún no conocido, los factores de riesgo asociados a un infarto o un ictus está también asociados a la aparición del Alzheimer. Hacer ejercicio regularmente, dejar de fumar, comer una dieta variada, tomar poco alcohol y controlar la diabetes son cosas que ayudan a mantener la salud cardiovascular y que también ayudan a evitar o ralentizar el avance del Alzheimer.
- Dormir bien. La mala calidad de sueño (no poder conciliar el sueño, despertarse durante la noche) está asociada con la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
- Evitar la soledad. La falta de vida social está relacionada con la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
- Tratar la depresión. La depresión sin tratar puede favorecer la aparición del Alzheimer.
- Mantener al cerebro activo. Aprender nuevos idiomas, leer nuevos libros, hacer nuevos amigos… todo esto parece ayudar a retrasar o evitar la enfermedad.
Una vez diagnosticada la enfermedad, estas medidas también ayudan a evitar su progresión. La medicación ayuda con los síntomas pero no evitan la progresión de la enfermedad.
¿Cómo se trata la enfermedad de Alzheimer?
Existe medicación que permite mejorar los síntomas del Alzheimer. Contamos con diferentes familias:
- Inhibidores de la colinesterasa. Estos medicamentos evitan que una enzima llamada colinesterasa agote la cantidad de un neurotransmisor llamado acetilcolina. Más acetilcolina significa mejor comunicación neuronal, con lo que mejoran síntomas como la agitación y la depresión. En esta familia entran el donepezilo, la galantamina y la rivastigmina.
- Memantina. Sola en su categoría, la memantina actúa en neuronas que responden al neurotransmisor llamado NMDA. Se la puede combinar con los inhibidores de la acetilcolinesterasa.
- Medicación para controlar los síntomas. Antidepresivos para controlar la depresión, antipsicóticos para controlar los cambios de carácter, medicación para dormir, analgésicos para el dolor… el médico receta a cada paciente lo que necesita para mantener su calidad de vida.
Lamentablemente los medicamentos que hoy tenemos no son la solución. No evitan el avance de la enfermedad, causan bastantes efectos adversos molestos (de hecho, algunos pacientes no los toleran) y pueden interaccionar con muchos medicamentos. Lo que sí está disponible para todos los pacientes, tomen o no medicamentos, son las medidas no farmacológicas: actividad física, mental y social, prevención del riesgo cardiovascular y una buena alimentación harán mucho por la salud de los pacientes con Alzheimer.
¿Hacia dónde avanza la investigación respecto al tratamiento del Alzheimer?
La investigación está explorando estos caminos:
- Controlar las placas de proteína beta-amieloide. La teoría indica que, si se controla la formación de las placas de proteína beta-amieloide, podría evitarse el daño neuronal y la progresión de la enfermedad.
- Controlar los ovillos de proteína tau. Si se bloquea la formación de estos ovillos se podría proteger la función cerebral.
- Estimular el sistema inmune. Se busca estimular a la parte del sistema inmune que puede proteger al cerebro de los procesos inflamatorios que aparecen durante el avance de la enfermedad.
- Estimular otras vías neuronales. La memantina y los inhibidores de la acetilcolinesterasa trabajan sobre dos neurotransmisores distintos, pero existen más neurotransmisores. El estímulo de vías neuronales mediadas por otros neurotransmisores podría servir para evitar el avance del Alzheimer.
- Proteger contra la oxidación. El gran factor de riesgo de la demencia, el envejecimiento, está asociado con daño oxidativo acumulado. Si se previene este daño quizás sea posible evitar el avance de la demencia.
Todos estos mecanismos están siendo probados en diferentes ensayos clínicos (escribimos este artículo en agosto del año 2021). Algunos medicamentos que están siendo evaluados son nuevos, mientras que otros son medicamentos antiguos utilizados en otras enfermedades y que podrían aplicarse para el Alzheimer. Por ahora el único medicamento aprobado de este grupo es el aducanumab, pero en los próximos años podremos esperar muchos más.