Los antipsicóticos son medicamentos que tratan alteraciones mentales que, aunque pueden ser muy diferentes entre sí, tienen en común la pérdida de contacto con la realidad. Esquizofrenia, delirios, demencia o agitación con agresividad son algunos de los problemas de salud mental que pueden ser tratados por los medicamentos antipsicóticos, aunque no son los únicos. Ahora bien ¿Qué tipos de antipsicóticos hay? ¿Cómo funcionan? ¿Qué efectos adversos pueden tener? Respondemos estas preguntas en este artículo.
La psicosis existe cuando una persona pierde el contacto con la realidad, pérdida que se calcula que hasta un 1% de la población puede llegar a sufrir en algún momento. Una psicosis puede expresarse a través de muchas formas:
La pérdida de contacto con la realidad puede ser tal que dificulte el funcionamiento en sociedad de la persona, o que la transforme en alguien incapaz de cuidarse a sí mismo, o incluso puede llegar al punto en que la persona se haga daño a sí misma o a los demás.
A día de hoy no se conoce exactamente por qué se produce una psicosis. La primera teoría que intentó explicar una psicosis postuló que las psicosis aparecen por una desregulación de la actividad del neurotransmisor dopamina en determinadas áreas del cerebro a través de diferentes mecanismos. Esta desregulación está causada en parte por una base genética, pero también en parte por factores ambientales que pueden influir incluso desde la gestación.
Pero esta teoría no explica todos los fenómenos que se ven en la psicosis. Otros factores influyendo pueden ser:
No hay realmente una explicación única para la psicosis, pero, a medida que la investigación científica avanza, se van revelando partes de su mecanismo que permiten el diseño de mejores medicamentos antipsicóticos.
Los antiguos griegos sabían reconocer una psicosis y la trataban con una planta llamada Rauwolfia serpertina. Hoy sabemos que esta planta contiene una droga llamada reserpina, una sustancia antagonista de los receptores dopaminérgicos tipo 2 (D2).
La lógica detrás de este tratamiento es: si la psicosis aparece por una desregulación de la dopamina, bloquear sus receptores y evitar que la dopamina haga efecto debería ayudar a controlar esta enfermedad. De hecho, los antipsicóticos constituyen una gran familia de moléculas de diferentes estructuras, pero todas tienen en común que son antagonistas de los receptores dopaminérgicos, particularmente del receptor D2.
La reserpina purificada comenzó a utilizarse como antipsicótico en la década de 1940. Sus efectos son potentes y se mantienen incluso luego de retirar la medicación, cosa que hace difícil controlar su efecto, y se descartó su uso. Hasta 1950 no aparecieron antipsicóticos que realmente pudieran generar un cambio en la calidad de vida de los pacientes: entra la clorpromazina, el primer antipsicótico que llegó para quedarse. Hoy en día contamos con más de 20 antipsicóticos con perfiles de actividad diferentes, que pueden ayudar a pacientes con diferentes cuadros. Clasificamos los medicamentos antipsicóticos en dos grandes familias: los antipsicóticos típicos o neurolépticos y los antipsicóticos atípicos o de segunda generación.
También llamados neurolépticos, los fármacos de este grupo son los primeros antipsicóticos que se desarrollaron y hoy en día siguen siendo utilizados para tratar psicosis resistentes a otros tratamientos. En este grupo encontramos a la clorpromazina, perfenazina, haloperidol, loxapina o levomepromazina. Además de interactuar con los receptores D2 también interactúan con receptores de los neurotransmisores acetilcolina, adrenalina y noradrenalina. Esta falta de selectividad para los receptores D2 es la responsable de una larga lista de efectos adversos importantes, ya que terminarán interfiriendo en una gran cantidad de procesos corporales mediados por acetilcolina, adrenalina y noradrenalina. Entre los efectos secundarios que causan podemos encontrar:
Los efectos adversos extrapiramidales son más frecuentes entre los neurolépticos que en los antipsicóticos atípicos. Muchas veces estos síntomas pueden controlarse con otros medicamentos (propranolol para la acatisia, por ejemplo) pero otras veces será necesario ajustar el tratamiento. Para evitarlos, suele preferirse comenzar el tratamiento con algún antipsicótico atípico.
Los antipsicóticos atípicos son una gran familia de moléculas diferentes entre sí, desarrollados más recientemente, cuyo factor común es funcionar sobre los receptores dopaminérgicos D2 de forma más selectiva que los neurolépticos. También pueden actuar sobre los receptores de la serotonina, ayudando a regular las vías neuronales de ambos neurotransmisores. Encontramos aquí a la quetiapina, risperidona, clozapina, olanzapina, aripiprazol, paliperidona o ziprasidona. Su gran variabilidad hace difícil predecir los efectos adversos que pueden causar, pero podemos afirmar dos cosas:
El médico recetará uno u otro en función de lo que cree que le irá mejor al paciente. ¿El paciente está muy nervioso o insomne? Quizás se beneficie utilizando la olanzapina, que suele causar sedación. ¿El paciente suele olvidarse de tomar comprimidos cada día? Podría beneficiarse al utilizar principios activos que se pueden formular como inyectables de larga duración, con las que solo hay que recordar una inyección mensual en el centro de salud como el aripiprazol o la paliperidona. ¿No hay respuesta a más de un antipsicótico? Quizás el paciente necesita utilizar la clozapina, un antipsicótico muy efectivo, pero que se utiliza solo cuando otros antipsicóticos no funcionan debido al riesgo de reacciones adversas muy graves. Cada caso debe ser cuidadosamente evaluado y acompañado por el médico tratante.
Los medicamentos antipsicóticos pueden utilizarse frente a diagnósticos muy variados que tienen en común una pérdida de contacto con la realidad que impacta muy severamente en la calidad de vida. Algunas situaciones en las que se suelen recetar antipsicóticos son:
Debido a los efectos adversos que presentan, no siempre son la primera opción de tratamiento en estos casos. La elección de medicación debe hacerse con cuidado, cuando los beneficios superan claramente los efectos adversos. Por ejemplo:
Cada caso debe discutirse entre el paciente, la familia y el personal sanitario, de forma de garantizar el bienestar de la persona que debe recibir el tratamiento.
Aún tengo dudas respecto a estos medicamentos….
Si a ti o a un ser querido le han recetado un antipsicótico y tienes dudas respecto a la medicación recetada, recuerda que puedes contar con tu farmacia de confianza. Como expertos del medicamento podemos ayudarte a resolver tus dudas y a optimizar tu tratamiento, y también podemos identificar situaciones en las que es importante volver a hablar con el médico.
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