Los tests de embarazo son de los tests diagnósticos de venta al público más utilizados: se venden más de 65 millones de tests en toda Europa cada año. El primer test de embarazo para el hogar que seguía el formato que conocemos ahora se comercializó a finales de los años ’80 y nos acompaña hasta hoy debido a su utilidad, practicidad y fiabilidad. Estos test funcionan detectando una hormona en la orina materna que secreta el embrión implantado: la gonadotropina coriónica humana (GCH). Una serie de reacciones químicas transforma esa hormona en una rayita de color: es un proceso fascinante en el que se involucran anticuerpos y sustancias colorantes. Si crees tener síntomas de embarazo y quieres comprobarlo, en este artículo te explicamos cómo funcionan estas reacciones y cuáles son las limitaciones de los tests de embarazo.
El principio por el que funciona un test de embarazo es el mismo principio que se utiliza para las pruebas de drogas caseras o para las pruebas de antígenos de la covid-19. Los pasos son los siguientes:
Es una reacción compleja, de ahí que sea necesario tener la famosa “rayita de control”. Pasando la zona de purificación, junto con los anticuerpos anti-GCH, se coloca una proteína que llamaremos A (proteínas de ratón, de cabra, etc.) marcada con color y capaz de moverse con el flujo de orina de la misma forma que la GCH. La zona de control consiste en anticuerpos “anti-proteína A” fijados al lado de la rayita de reacción: cuando el frente con GCH y proteína A llegan a la zona de control la proteína A reacciona con sus anticuerpos, aparece el color concentrado y se confirma que la prueba salió bien. Si por algún motivo la orina no sube por el test, o se inunda la ventana de lectura, o “algo” sucede, la rayita de control no se verá y el test queda invalidado.
Puede haberlos; son poco frecuentes pero posibles. Hay dos tipos de errores:
Los tests actuales tienen más de un 99% de fiabilidad, con lo que los errores achacables a la prueba son muy pero muy raros. Muchos de los errores terminan siendo un problema asociado al usuario, no al diseño de la prueba.
En este contexto, se recomienda usar un test de embarazo de farmacia y no test de embarazo casero porque pueden generar confusión o falsos resultados.
Los falsos negativos están asociados a concentraciones de GCH por debajo del límite de detección del test, es decir, niveles tan bajitos de GCH en orina que el test no realiza las reacciones químicas con una intensidad que permita la captación por el ojo humano o por el sistema de detección del test. Sucede en los siguientes casos:
El embarazo ectópico está fuera del control de la mujer. Lo que sí podemos controlar es el día y la hora de la prueba: si se controlan las fechas indicadas por el fabricante y se recurre a la primera orina de la mañana es raro que el resultado sea un falso negativo.
Los falsos positivos son muy muy raros. Hay dos casos posibles:
Estos errores están fuera del control de la usuaria: no hay nada que hacer para evitar este falso positivo, pero por suerte son muy muy infrecuentes.
Hay un caso especial que no es un falso positivo, pero lo parece: el embarazo que se produjo y no llegó a desarrollarse. Los estudios que se han hecho indican que aproximadamente 1 de 4 embarazos se pierde en las primeras semanas. Si no se hace una prueba de embarazo en el momento exacto la mujer piensa que “tuvo un retraso” y todo pasa sin pena ni gloria, pero cuando la hace a tiempo el positivo se ve y es un verdadero positivo.
Si estás o has estado en esta situación es importante que no te desanimes, porque esta pérdida es frecuente, los médicos saben que existe y no es indicativa de fallos futuros para concebir. Pero si te ha pasado más de una vez sí que es importante consultar al médico, pues puede que haya que corregir algún tema hormonal, infeccioso o metabólico para poder llevar un embarazo a término.
Básicamente, detectar al bebé. Escuchar el latido cardíaco fetal o verlo en una ecografía son pruebas irrefutables de un embarazo. Pero los tests de embarazo son tan fiables que, en la práctica, el médico de cabecera confía en el resultado sin hacer ecografía confirmatoria y deriva a comadrona para el primer control y para la primera ecografía de control, que se realiza entre la semana 11 y la 14 del embarazo. Esta ecografía indicará si hay un problema (algo poco frecuente) y, en casos menos frecuentes aún, aparecerán síntomas que no son los típicos de un embarazo y harán “saltar la alarma” antes de esa semana.
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