La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que puede aparecer en mujeres no diabéticas en algún momento de un embarazo. Afecta a cerca de un 10% de los embarazos. Es más usual que aparezca en la mitad del embarazo, en el segundo o tercer trimestre. Específicamente, entre la semana 24 y 28. Sin embargo, puede aparecer también al inicio de la gestación.
El mecanismo completo de la diabetes gestacional aún no se comprende del todo, pero se sabe que hay una relación hormonal: parece que las hormonas que mantienen el embarazo son capaces de interferir con la correcta interacción de la insulina y los tejidos, favoreciendo la resistencia a la insulina y el consiguiente aumento de la glucemia. La buena noticia es que, a diferencia de las diabetes tipo I y tipo II, la diabetes gestacional puede remitir después del parto. La mala noticia es que mujeres que han sufrido de diabetes gestacional pueden llegar a padecer diabetes tipo II, y esta posibilidad aumenta sin el tratamiento adecuado. Es importante hacer la dieta, el ejercicio, y utilizar la medicación que receta el médico para disminuir el riesgo de diabetes tipo II y para evitar complicaciones para el feto.
Es fundamental destacar que estos síntomas pueden variar en cada mujer y no siempre son evidentes. En muchos casos, la diabetes gestacional no presenta síntomas claros, lo que resalta la importancia de las pruebas de detección regulares durante el embarazo.
Importancia del cuidado y manejo adecuados:
La detección temprana y el manejo adecuado de la diabetes gestacional son esenciales para evitar complicaciones tanto para la madre como para el bebé.
La diabetes gestacional descontrolada puede traer una o varias de las siguientes consecuencias:
Es por estos posibles problemas que la diabetes gestacional se vigila durante el embarazo, sobre todo en mujeres con mayor riesgo de desarrollarla.
El riesgo de desarrollar diabetes gestacional aumenta basándonos en varios factores:
En futuras mamis que cumplen uno o varios de estos puntos se realizan analíticas muy pronto en el embarazo, mientras que si no hay ningún factor de riesgo se espera hasta las semanas 24-28.
Como diabetes que es, la diabetes gestacional se diagnostica en mujeres embarazadas no diabéticas previamente que presentan una glucemia basal mayor a 126 mg/dL en ayunas a la mañana, o glucemia mayor a 200 mg/dL en cualquier momento del día. Esta prueba de tolerancia a la glucosa verifica el nivel de glucosa en la sangre (nivel de azúcar en la sangre) y mide la respuesta del cuerpo ante esta sustancia. Pero como interesa diagnosticar la diabetes gestacional lo más pronto posible, se recurre al Test de O’Sullivan: con esta prueba se busca forzar el trabajo del páncreas y de la insulina para evidenciar la resistencia a la insulina cuando la glucemia en ayunas aún no ha subido a niveles propios de la diabetes.
El test de O’Sullivan es una prueba de glucosa en la sangre que consiste en tomar 50 gramos de glucosa disueltos en agua y luego medir la glucemia. Tiene dos posibles resultados:
En este caso el resultado no basta para diagnosticar diabetes, por lo que se hace una prueba llamada Prueba de Tolerancia Oral a la Glucosa. Es una prueba similar al test de O’Sullivan, pero la cantidad de azúcar (glucosa) que se ingiere es mayor y el seguimiento de la glucemia se hace con más muestras de sangre.
Si desarrollas diabetes gestacional no tienes por qué alarmarte, ya que hay formas de controlar la glucemia y mantener tu salud y la de tu futuro bebé. Para empezar, el médico te indicará una dieta que te permita obtener todos los nutrientes necesarios y que al mismo tiempo favorezca el control de tu glucemia. También te recomendará que hagas ejercicio adecuado a tus posibilidades, como caminar 30 minutos diarios, para mejorar el metabolismo de carbohidratos.
El control de la glucemia lo harás con autocontroles en casa, para asegurar el funcionamiento de la alimentación saludable y actividad física. No todas las embarazadas con diabetes gestacional necesitan medicamentos, pero si llegaras a necesitarlos hay opciones: la insulina es el tratamiento de elección y hay estudios que indican que la metformina también funciona bien. El médico recetará uno u otro en función de tus necesidades. Tanto en un caso como en otro es importante que respetes la dieta y el ejercicio pautados, ya que los medicamentos son una parte del tratamiento, no la única. Además, cuanto más te cuides, menos oportunidades habrá de que la diabetes se quede contigo una vez pasado el parto.
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