Cuando hablamos de “uñas quebradizas” podemos referirnos a una de estas dos situaciones:

  • Un problema estético que percibe una persona, pero que no llega a ser un problema médico. La persona percibe que la uña es quebradiza cuando se rompe con frecuencia y no crece hasta una longitud que la haga verse bonita.
  • El síndrome de uñas quebradizas. Es un problema que presenta cerca de un 20% de la población y suele estar asociado a la madurez y tercera edad. Las uñas se parten en dirección longitudinal, se separan en capas, se parten en trozos, se reblandecen y/o pierden elasticidad. Puede significar un problema a la hora de trabajar con las manos debido a la inflamación e infecciones asociadas a las constantes roturas y a la desprotección de la punta del dedo.

¿Podemos hacer algo al respecto? ¿Qué medidas son las adecuadas para prevenir la rotura de las uñas? ¿Qué podemos hacer para que crezcan más fuertes? Veamos…

¿Cómo es una uña correctamente formada?

El material de la uña es básicamente queratina, una proteína muy rica en un aminoácido llamado cisteína. La cisteína tiene un átomo de azufre en su composición; el azufre es capaz de unirse consigo mismo, haciendo “puentes” entre cisteínas que están en diferentes lugares. Así, la queratina crea una red resistente  que le da dureza a la uña. Pero al mismo tiempo es una red que tiene cierta flexibilidad: la uña puede doblarse para poder resistir fuerza sin romperse. 

La uña también es rica en minerales: en la uña sana podemos encontrar calcio, hierro, cobre, fósforo, zinc o sodio. Los minerales más ricos son el azufre (alrededor de un 5% de la masa de la uña) y el calcio (alrededor de un 1% de la masa de la uña).

¿Qué nutrientes se relacionan con las uñas quebradizas?

Existe el mito de que la uña es quebradiza cuando le falta calcio, pero nada más lejos de la realidad. El calcio es parte de la estructura de la uña, pero en enfermedades en las que hay exceso de calcio en la uña como el kwashiorkor, se ha visto que la uña es más blanda de lo esperado, no más resistente. Queda así desmentido el mito de que el calcio le da fortaleza a las uñas.

Lo que sí sabemos es que:

  • Varios estudios han encontrado que niveles bajos del aminoácido cisteína parecen estar relacionados con uñas más quebradizas.
  • La concentración de minerales en el cuerpo está relacionada con la concentración de minerales en la uña. Por ejemplo, las personas con anemia tienen bajo nivel de hierro en las uñas.

Por ello, para que la uña crezca rápido, sana y fuerte, se utilizan complementos alimentarios con cisteína, hierro, vitamina E, biotina y otros minerales y vitaminas involucradas en el crecimiento de la uña, pero no calcio.

Uñas quebradizas: uña que nace sana y se vuelve quebradiza.

Hablamos de un problema estético cuando la uña crece aparentemente sana, pero percibimos que se rompe y no logra crecer hasta la longitud que se considera “bonita”. Algunas causas detrás de esta fragilidad pueden ser:

  • Trabajar con las uñas. Trabajar con las manos favoreciendo golpe en las uñas, usar las uñas para “desenganchar” algo… La uña es resistente y puede doblarse frente a ciertos estímulos, pero tiene un límite de resistencia y puede partirse. Si estos estímulos suceden con frecuencia, la uña se romperá con frecuencia. Se ve en personas que tienen empleos en los que se trabaja mucho con las manos (empleadas del hogar, carpinteros, etc.).
  • Trabajar con productos químicos. Se ve en casos tan variados como trabajadores de la industria química o personal de limpieza expuesto al agua y jabón. El jabón y los productos químicos alteran la uña, haciéndole perder los productos grasos que naturalmente posee. La uña se vuelve menos flexible, más dura y más fácil de romper.
  • Abusar de los endurecedores. Algunos endurecedores de uña contienen formalina, una molécula orgánica que crea puentes entre los átomos de nitrógenos de la queratina. Estos puentes de nitrógeno son similares a los del azufre y la cisteína y permiten reforzar la estructura 3-D de la uña. Pero mucha formalina puede generar demasiados puentes, haciendo que la uña sea más rígida, pierda flexibilidad y sea más quebradiza.
  • Abusar de los esmaltes y las uñas de gel. Los esmaltes y las uñas de gel no son por sí mismas un problema. Quitarlos ya es otro asunto: algunos quitaesmaltes son muy agresivos si se utilizan con frecuencia y remover las uñas de gel puede llevar a un daño de la uña que luego la haga más quebradiza.

En estos casos, en los que la uña está básicamente bien, pero luego se quiebra por motivos externos, es fundamental proteger las uñas para evitar que se sigan rompiendo.

Uñas quebradizas: uña que nace quebradiza y alterada.

El síndrome de uñas quebradizas cursa con una uña que desde el nacimiento presenta una estructura alterada, se rompe con facilidad y que se ve alterada a simple vista:

  • Onicorrexis: existen líneas longitudinales y paralelas a lo largo de la uña. Pueden ser superficiales o profundas, en toda la superficie de la uña o sólo una parte. La uña se parte a lo largo de estas líneas frente a un golpe que se percibe como “suave”.
  • Onicosquisis: separación “en capas”.
  • Cambios superficiales de la queratina: la uña se ve irregular, con zonas estriadas y manchadas de blanco-amarillento.

La uña está seca y quebradiza. Frente a los golpes puede quebrarse con facilidad, llegando incluso a arrancarse un trozo grande y desproteger el dedo. En este caso es más complicado reparar el problema porque hay varias posibles razones detrás del síndrome de uñas frágiles:

  • Edad. Es frecuente verlo en personas mayores de 50 años. Con la edad la uña crece más lentamente, se secan tanto la piel como las uñas y los cambios en la alimentación (comer menos, comer peor por no cocinar, beber menos agua por sentir menos sed, etc) impactan en la salud de la uña.
  • Problemas nutricionales. Este síndrome es frecuente en personas con anorexia.
  • Manipulación excesiva. “Pasarse” de manicuras puede llevar a una fragilidad extrema de la uña.
  • Enfermedades de la uña. La psoriasis, los eccemas alrededor de la uña, el liquen plano o las infecciones por hongos pueden ser causas de una uña muy quebradiza.
  • Enfermedades sistémicas. La enfermedad de Raynaud (“mala circulación en las manos”), la anemia o problemas de la tiroides pueden estar detrás de una uña quebradiza. En estos casos suele haber más síntomas además de la fragilidad de la uña.
  • Medicamentos. La quimioterapia, algunos antivirales y los retinoides tienen como efecto adverso una uña quebradiza.

En estos casos hay que proteger las uñas y hay que resolver la causa de fondo (cuando es posible) para que la uña vuelva a crecer bien.

¿Cómo proteger las uñas quebradizas?

Hay cosas que no podremos cambiar, como la edad o la necesidad de quimioterapia. Pero sí que podemos instaurar cambios para que la uña nazca menos frágil o soporte mejor los impactos y traumas. Algunas medidas pueden ser:

  • Utilizar guantes. Los guantes evitan el contacto con el agua, el jabón y otros solventes.
  • Utilizar emolientes para la uña. Las “cremas de uña” reponen los lípidos y mantienen la hidratación de la uña. Cuidado: no es lo mismo que la crema de manos. Hay fórmulas para “manos y uñas” y fórmulas exclusivas para uñas.
  • Revisar la dieta. Una uña sana necesita un buen aporte de proteínas, vitaminas y minerales.
  • Utilizar complementos nutricionales. Algunos estudios han mostrado que los complementos pueden ayudar a acelerar el crecimiento de la uña y favorecen que crezca más sana.
  • Mantener las uñas cortas, con manicura una vez por semana. Cuando las uñas sea menos quebradiza se podrán dejar largas; mientras la uña siga siendo quebradiza debe mantenerse corta, pues uña larga está más expuesta a accidentes que la rompen.
  • Utilizar endurecedores basados en fibras. Los endurecedores basados en fibras generan una capa superficial que aporta resistencia a la uña sin cambiar su estructura, como sí lo hace la formalina. Pueden utilizarse solos o alternando con el endurecedor basado en formalina. En tu farmacia sabrán indicarte los productos que funciona en base a una u otra manera.

Si nada de esto funciona, consulta con tu médico de cabecera. Pero sobre todo, paciencia: la uña demora alrededor de seis meses en renovarse, por lo que los cambios que implementas hoy demorarán mínimo un par de meses en verse.

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