La dermatitis atópica es una condición crónica que afecta a la piel de una persona, de la que diremos que “tiene la piel atópica”. Se sabe que la dermatitis atópica está relacionada con problemas de alergias y muchas personas con dermatitis atópica sufren también fiebre del heno, asma, o alergia a alimentos.
Es muy común en niños, pero también se ve en personas que desarrollan esta condición en la adultez. La dermatitis atópica cursa con ligeras variaciones en los niños y en los adultos, pero el punto común es la sequedad de la piel y la existencia de brotes, que van y vienen en el tiempo, en los que la piel presenta lesiones que hacen que la piel se enrojezca, se reseque y pique.
Para mantener una piel saludable cuando se trata de la dermatitis atópica, es esencial darle a la piel el mejor cuidado personal y saber identificar (y evitar) los factores desencadenantes. A continuación te mostramos algunos consejos para cuidar una piel atópica.
En los lactantes las lesiones se observan sobre todo en las mejillas, aunque también aparecen en:
Son lesiones rojizas, en la mayoría de los casos con aspecto de placas o pápulas, que causan mucho picor. Muchas veces la dermatitis del lactante desaparece cuando el bebé crece, pero otras veces evoluciona a dermatitis atópica infantil.
En los niños entre los dos y los siete años las lesiones no se ven tanto en la cara y cabeza, sino sobre todo en los pliegues de brazos y piernas. Son lesiones que pueden presentar vesículas y que se infectan con facilidad, ya que por el intenso picor el niño se rasca mucho, se lesiona y se infecta. Pueden incluso terminar formando costras debido al intenso rascado.
A partir de la pubertad y en la adultez las lesiones típicas de la dermatitis atópica son las placas de liquenificación, que son lesiones en las que la piel se ve blanquecina, engrosada y más seca que lo usual. Se producen sobre todo en:
Si tienes piel atópica lo usual es que tengas piel seca, con lo que la capacidad de tu piel para defenderse de elementos que causan alergia o irritaciones es menor que la de una persona con piel normal. Es decir, se tiene una debilitada barrera cutánea. Muchos estímulos pueden causar el inicio de un brote, entre ellos:
Si tienes piel atópica verás que algunos de estos factores te afectan, y otros no. Una vez que identifiques qué factores te pueden causar un brote es importante evitarlos, para evitar la repetición de los brotes. Es importante además cuidar tus uñas, ya que mantenerlas limpias y cortas hará que, cuando haya rascado, el daño a la piel sea menor.
Hay que cuidar la piel diariamente. La higiene de la piel atópica se hará mejor con ducha de agua tibia, no con baño. Son pieles que no aceptarán jabones muy perfumados o muy cosméticos, y necesitarán fórmulas minimalistas que limpien sin arrastrar excesivamente los lípidos propios de la piel.
Hay “jabón sin jabón” (también llamado “jabón syndet”) tipo gel, cremas de ducha, o aceites de ducha, cada uno con un nivel de emoliencia diferente, y es posible que tu piel te pida uno u otro en diferentes momentos.
El jabón de ducha es parte importante del cuidado de la piel, porque no sólo hay que considerar la parte de la higiene, sino la parte de la irritación también: hay jabones muy buenos para limpiar la piel sana que empeorarán la piel atópica. El tratamiento adecuado de una piel atópica incluye un jabón de ducha adecuado a sus necesidades.
Después de la ducha el secado deberá hacerse a toques, sin frotar con la toalla, secando las gotas de agua, pero dejando un cierto nivel de humedad. Esto es importante porque si se pasa la crema humectante mientras la piel todavía está húmeda de la ducha, la crema ayudará a retener esa humedad, mejorando los resultados.
Al igual que los jabones, serán cremas sin perfume, muy humectantes, con productos capaces de calmar la irritación. Cuando la apliques hazlo sin frotar, sino moviendo la crema delicadamente en dirección del crecimiento del pelo. Y si hay zonas de piel seca, o zonas con brotes, se deberán humectar con cremas apropiadas para estas zonas más de una vez al día.
Si el brote es ligero, el farmacéutico puede recomendarte un corticoide suave y una crema hidratante específica para brotes. Pero puedes necesitar ver a un médico si este tratamiento no funciona, si el picor no te deja dormir o interfiere con tus actividades diarias, o si el rascado excesivo ha alterado o infectado la piel.
Una vez que este tipo de brote aparece el médico puede recomendar los siguientes tratamientos:
Todos estos tratamientos se aplican bajo control médico, de la manera y durante el tiempo que el médico indica. Prolongarlos durante el tiempo por cuenta propia puede ser contraproducente, por lo que la automedicación en estos casos no es recomendable. Y aún bajo tratamiento es importante que continúes los cuidados diarios, ya que el buen cuidado diario de la piel potenciará los resultados de estos tratamientos.
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