¿Qué es la hipertensión?
Imagina una bomba que lleva agua de un sitio a otro, como la que distribuye el agua por tu casa: si trabaja con mucha fuerza el agua puede molestarte al caerte en la espalda en la ducha, puede causar fugas en el sistema de cañerías o incluso estropear los grifos. Hay una presión de agua que es la ideal, para que el agua llegue a casa con buena presión pero no rompa las cañerías con su fuerza, ¿verdad?
Pues en nuestro cuerpo tenemos un sistema de bombeo que, salvando las distancias, también tiene una fuerza de trabajo ideal. El corazón es “la bomba” encargada de hacer llegar la sangre a todas partes, y se miden dos puntos importantes en su trabajo:
- La presión arterial máxima: es la presión arterial que se produce en el sistema cardiovascular cuando el corazón se contrae, expulsando la sangre de su interior. También se le llama “la máxima” o “la alta”.
- La presión arterial mínima: es la presión que se produce en el sistema cardiovascular cuando el corazón se llena de sangre, preparándose para el siguiente bombeo. También se le llama “la mínima” o “la baja”.
Existen valores que se consideran ideales para que nuestro cuerpo funcione bien. Si nuestra presión arterial está muy baja nos mareamos, nos sentimos mal, e incluso podemos desmayarnos. Y si la fuerza que se produce en el interior del sistema circulatorio es muy alta hablamos de “hipertensión”, es decir, la sangre hace más fuerza de la ideal al moverse por nuestro cuerpo, trayendo consecuencias indeseables.
¿Cómo se mide la hipertensión arterial?
La hipertensión arterial es la enfermedad que se produce cuando la fuerza que la sangre hace en las paredes de las arterias es más alta que la normal. Se diagnostica cuando los valores de tensión máxima y/o mínima son mayores de 140 y 90 mmHg respectivamente.
Aproximadamente un 30-45% de la población está diagnosticada de hipertensión, y puede estar medicada con uno o varios medicamentos, dependiendo de lo difícil que sea controlar la tensión arterial y de otros problemas de salud que pueda tener.
Cuando los valores de tensión arterial están entre 130-140 la máxima y entre 85-90 la mínima no se diagnostica hipertensión. Aun así el médico ya “te pone en el punto de mira” y te recomienda hacer cambios de estilo de vida y medirte la tensión arterial al menos una vez al año, para identificar el momento justo en el que la tensión suba por encima de 140/90.
Ahora bien, si tienes la tensión entre 135-139 o 85-89 y tienes además varios factores de riesgo para enfermedad cardiovascular (sobrepeso, ser fumador, vivir estresado, tener colesterol alto, historial familiar de enfermedad cardiovascular, vida sedentaria, u otros) es posible que el médico decida medicarte para evitar aumentar ese riesgo de problemas cardiovasculares.
¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión arterial?
La hipertensión no causa síntomas, por lo que muchas personas se dan cuenta que son hipertensas cuando van a una revisión rutinaria al médico, o a la farmacia, e incluso cuando prueban el tensiómetro nuevo de un amigo o pariente.
Existe la creencia de que la hipertensión causa dolor de cabeza, pero esto no es exactamente así: sólo un 6% de los casos de hipertensión presentan dolor de cabeza, pero ni en este caso es un síntoma que delata la hipertensión crónica. Cuando el paciente tiene dolor de cabeza suele estar en plena “crisis hipertensiva”, es decir, padece puntualmente una tensión arterial bastante más alta de lo que es normal para ese paciente. Después de esta crisis puede que la tensión se normalice del todo, o que baje a niveles propios de hipertensión, pero una vez pasada la crisis la hipertensión rutinaria no causará dolores de cabeza.
Quien nunca revisa su tensión y es hipertenso (y lamentablemente hay casos así) se entera cuando empiezan los problemas de salud debidos a la hipertensión, no por un síntoma que “le avisó a tiempo”.
Consecuencias de la hipertensión arterial
¿Recuerdas cuando hablamos de las fugas y los grifos rotos en la analogía del inicio?
Pues lo mismo nos pasa a nosotros que a las tuberías. Nuestro cuerpo tiene zonas con estructuras delicadas que no pueden estar demasiado tiempo trabajando a alta presión sin romperse, como los riñones, los ojos, las arterias y otros órganos.
La hipertensión puede afectarlos de la siguiente manera:
- Arterias: las arterias pueden estirarse y romperse por no poder aguantar la presión (aneurisma) causando un sangrado interno.
Además, los hipertensos suelen tener problemas añadidos que llevan al estrechamiento de las venas por depósito de colesterol y grasas, empeorando el cuadro: entre que el diámetro de la arteria se estrecha y la propia arteria se endurece por la fuerza que hace para resistir la tensión alta, es más probable que la arteria falle al cumplir su trabajo y aumenten los problemas en los órganos irrigados por esas arterias.
- Corazón: trabajar continuamente para bombear sangre haciendo más fuerza de la que debiera hace que el corazón “saque más músculo”, lo cual entorpece su tarea (hipertrofia ventricular izquierda). La hipertrofia lleva al desgaste del corazón, aumentando el riesgo de arritmia o de insuficiencia cardíaca. Además, el cierre de las arterias coronarias por rigidez y depósitos de colesterol junto con el exceso de trabajo por bombear a tensión alta aumenta el riesgo de padecer un infarto.
- Riñones: trabajar a alta presión puede romper o alterar los glomérulos, que son unas pequeñísimas estructuras encargadas de filtrar los desechos sanguíneos. El daño sostenido puede llevar a insuficiencia renal, diálisis e incluso trasplante renal.
- Ojos: el sangrado o la acumulación de líquido en el ojo por culpa de fugas en las arterias puede llevar a visión borrosa, visión distorsionada, alteración de los tejidos del ojo, y eventualmente ceguera.
- Cerebro: un aneurisma o un estrechamiento de arterias en el cerebro puede causar un accidente cerebro-vascular o ictus, es decir, la afectación de una zona del cerebro por falta de riego sanguíneo. El ictus puede dejar secuelas físicas que requerirán rehabilitación o cuidados continuos. La hipertensión también es un factor de riesgo para la demencia vascular, ya que las capacidades cognitivas de una persona pueden verse alteradas si las neuronas no reciben oxígeno y alimento correctamente.
- Disfunción sexual: la erección masculina depende del buen funcionamiento de los vasos sanguíneos del pene, por lo que el daño de las arterias debido a la hipertensión puede ser causa de disfunción eréctil. En la mujer, los daños en las arterias pueden traducirse como problemas en la lubricación vaginal o dificultad para llegar al orgasmo por la mala irrigación de la vagina.
Todos estos daños no pasan en un día, sino que se van construyendo a lo largo del tiempo, y una vez que se expresan pueden ser muy difíciles de revertir, si no imposible. Por ello te animamos a que te midas la tensión al menos una vez cada dos años, si eres mayor de 40 años, y al menos una vez cada 4-5 años si eres más joven, para “pillar” a la hipertensión antes que empiecen los problemas.
Consejos
Si tu tensión arterial está rutinariamente entre 130/140 y 85/90, es conveniente que tomes algunas medidas para que la hipertensión no aparezca, o si tiene que aparecer, que se retrase lo más posible.
- Reduce el contenido de sal de tu dieta. La sal contiene sodio, que está muy relacionado con el proceso de la hipertensión. Reduciendo la cantidad de sodio que ingieres puedes reducir un poco tus valores de tensión arterial
- Haz una dieta rica en frutas, verduras, y comida sana, evitando las grasas.
- Evita la vida sedentaria. El ejercicio físico ayudará a que pierdas peso si estás del lado alto de la báscula, y te ayudará a mantener una buena salud cardiovascular.
- Evita la cafeína: la cafeína puede subir la tensión arterial.
- Deja de fumar: fumar endurece las arterias a largo plazo, favoreciendo el mecanismo de la hipertensión.
- Evita el alcohol. El consumo regular de alcohol puede subir la tensión arterial.
- Descansa bien por la noche. Dormir mal durante mucho tiempo está asociado a un aumento de la tensión arterial.
- Utiliza complementos a base de ajo, ya que el ajo puede ayudar a normalizar valores de tensión arterial. La línea ecovital Compleat te ofrece el Colesterol, a base de ajo procesado de una forma tal que permite eliminar el olor, el reflujo y la acidez asociados al ajo sin perder propiedades terapéuticas.
Estos cambios en tu estilo de vida también son útiles en el caso de que ya tengas hipertensión, pues permitirán que utilices dosis menores de medicamentos.
Lorena Crosa es licenciada en Química y Farmacia en la Universidad de la República (2000 – 2004). Se ha formado como profesora técnica de Química en el Instituto Normal de Educación Técnica (2004-2005). Cuenta con estudios de postgrado en Ciencias en la Universidad Camilo José Cela (2009) y posteriormente ha realizado un segundo grado de carrera de Farmacia en la Universidad de Barcelona (2010 – 2013).
Su experiencia laboral se ha centrado en el campo de la ciencia, dentro de hospitales como científica de laboratorios clínicos (2005 – 2007), así como docente de educación química en distintas universidades como el CEPRODIH y la Universidad de la República.
Tras licenciarse en su segunda carrera de Farmacia, centró su experiencia en las oficinas de farmacia, además de trabajar como consultora técnica en empresas de la industria farmacéutica.
En Farmacias Ecoceutics, Lorena Crosa ha sido un miembro activo y de gran valor desde 2018 hasta la actualidad, siendo la responsable de contenidos de la empresa haciendo uso de su expertise.