En el sector farmacéutico cuentan con una serie de santos patronos, cuyas historias han perdurado hasta el día de hoy. A continuación, os contamos la historia de los santos patronos más importantes del sector farmacéutico o los que han perdurado hasta nuestros tiempos.
San Cosme y San Damián
San Cosme y San Damián son considerados los santos patronos de los cirujanos, los farmacéuticos, y los dentistas, entre otros. Se los recuerda el día 26 de septiembre. Como son parte de la tradición de la farmacia hemos decidido compartir su historia, aunque muy poco se sabe sobre ellos. Y parte de lo que se sabe es posible que sea más leyenda que historia constatable.
Cuenta la historia que, allá por el año 300 de nuestra era en la península de Anatolia, existieron dos médicos gemelos, Cosme y Damián. Eran dos médicos de origen árabe, muy buenos en lo suyo, que trabajaban desinteresadamente para curar a los demás. Lo único que pedían a cambio de la curación era hablarle de Jesucristo a los que habían curado, con lo que se ganaron el apodo de “los no cobradores” o los “sin dinero”: los Anargyroi. Entre sus curaciones milagrosas se cuentan: revertir la ceguera, bajar la fiebre, e implantar la pierna de un fallecido en lugar de la pierna ulcerada de otro paciente.
El problema es que, en la época y lugar en que estos curadores predicaban, el cristianismo no era muy popular. Anatolia era parte del Imperio Romano, y el emperador Diocleciano persiguió a los cristianos haciendo una purga importante al inicio del siglo IV. Cosme y Damián fueron martirizados para renunciar al cristianismo, al igual que muchos otros cristianos. La leyenda cuenta que fueron torturados de varias maneras porque no lograban matarlos, y luego de su muerte se produjeron curaciones milagrosas en sus tumbas.
Hoy en día se conservan muchas representaciones de estos dos santos. Se los reconoce por llevar consigo elementos que los relacionan con la profesión sanitaria: albarelos, morteros, cajas con medicamentos e+ incluso frascos con orina para analizar
San Juan Leonardi
Nació en 1541 en Diecimo, Toscana, y falleció en Roma en 1609. Trabajó como aprendiz de farmacéutico (la forma de estudiar la carrera de farmacia de aquella época) y ejerció la profesión en Lucca. Posteriormente estudió para sacerdote, ordenándose en 1572.
Además de cumplir con sus tareas religiosas organizó a laicos para trabajar en hospitales. Falleció como consecuencia de una enfermedad que contrajo mientras apoyaba a los pacientes contagiados de peste en un hospital. Fue canonizado en 1938 y declarado santo patrón de los farmacéuticos en 2006; se le recuerda el día 9 de octubre.